El INEGI informó que la inflación anual fue de 3.57%.
Hay que apuntar que la inflación en alimentos fue del 7.2%.
En 2012 el alza en el precio del huevo creció 33.4%;
carne de ave, 12.5%; carne y vísceras de
res, 10.7%; pan, 10.8%; tortillas, 8.3%.
Esas alzas fueron muy superiores al aumento de 3.9% en
el salario mínimo
No obstante, la desaceleración en el crecimiento
mensual de los precios no elimina los incrementos acumulados
Los sectores más perjudicados por las variaciones de
precios fueron los de menores ingresos
Urge una política económica que ponga atención en la
oferta nacional y no busque bajar la inflación mediante importaciones y la
contención del ingreso de productores y trabajadores del país.
En el informe que presentó el INEGI acerca del comportamiento de los precios al consumidor durante 2012 se observa que en la mayoría de los casos, la variación anual y mensual de los precios de productos alimenticios supera en más de dos veces el crecimiento del índice general.
Por ejemplo, mientras que el crecimiento del
Índice General fue de 3.57%, el Índice de precios de los alimentos fue de
7.20%.
Ese resultado es muy negativo para los sectores de menores ingresos,
los cuales, de acuerdo con la Encuesta de Ingreso Gasto de los Hogares destinan
alrededor de 50% de sus ingresos para la adquisición de alimentos. Cabe
recordar que el aumento del salario mínimo que estará vigente en 2013 fue de
3.9%, rebasado totalmente por la inflación en alimentos.
Esto, como los hemos señalado en reiteradas ocasiones, es consecuencia
de la incapacidad de la política económica para mantener la soberanía
alimentaria y promover la productividad en las pequeñas y medianas unidades
agropecuarias. A este grupo de productores se les abandonó y se les impuso una
fuerte competencia de importaciones subsidiadas, que en tiempos de escasez o de
abundancia les impidió capitalizar su esfuerzo y mejorar su capacidad
productiva.
Ese esquema fue “útil” para contener la inflación y mantener la
“estabilidad”, sin embargo, eso cada vez es más difícil, porque cada vez será
más necesario aprovechar mejor la capacidad de producción local para reducir los gastos en
importaciones; porque los precios en los mercados internacionales hoy se encuentran
presionados por una demanda más fuerte, para consumo humano y para otros fines;
porque el cambio climático ha propiciado nuevos riesgos; porque la explotación
intensiva e irracional ha desgastado los recursos naturales, el agua y la
tierra; y porque la especulación y las variaciones cambiarias, propiciadas por
los grandes fondos de inversión que aprovechan los ajustes en Europa y Estados
Unidos, mantienen presión sobre los precios de las materias primas.
Eso no puede continuar. Pero, además, es necesario
apuntar que la “baja” inflación general se debió, en buena medida al
reconocimiento de una caída en el índice de vivienda que, a su vez se debió a
una fuerte contracción en los índices correspondientes a telefonía y
electricidad, de 23.0% y 2.25%.
De no presentarse esas oportunas reducciones,
en el caso de la telefonía móvil, de 20% sólo en diciembre, difícilmente se
habría logrado bajar la inflación al nivel observado.
Por otra parte, en la variación de diciembre
influyó el hecho de que las alzas de del índice general en noviembre y
diciembre de 2011 y enero de 2012 fueron muy altas, de 1.0%, 0.82% y 0.70%,
respectivamente. Sin embargo, como señalamos, eso no implica una reducción en
las variaciones acumuladas, que como hemos señalado, impactan en los sectores
de menores ingresos.
Por lo anterior, consideramos que urge cambiar
la política económica, para dar prioridad al crecimiento, y dejar de mantener
estancada la economía afectando a los productores y trabajadores del país con
una ficción de “estabilidad” que sólo beneficia a unos cuantos inversionistas
que no se comprometen con el país.