AMLO en Xalapa: ejemplos y preguntas (Parte 2)
José Luis Ortega Vidal
Justina Morales de Antonio, una mujer que durante su juventud trabajó para el Instituto Nacional Indigenista -antes INI, hoy CDI- luego asumió la profesión de ama de casa y ejerce el noble oficio reporteril, acudió al evento del presidente López Obrador en Xalapa.
A lado de Maritza Pulido Tejeda, comunicóloga y máster en mercadotecnia, Justina compartió un pensamiento envuelto en sentimientos:
- "Estoy muy emocionada, esperanzada y al mismo tiempo tengo miedo..."
- ¿Miedo a qué?
- Al fracaso de López Obrador. Buena parte de mi vida transcurrió sin saber, sin conocer lo que el nuevo Presidente dice: la justicia, una vida sin pobreza, una sociedad y un gobierno sin corrupción. Ahora sé que es posible y temo que no se lleve a la realidad aunque se puede y se debe hacer...
Maritza narró la conversación y reflexionó: "hay una base popular, la mayoría de México, que ha vivido una vida como la de Tina: de esfuerzo e injusticia sin saber que la justicia social existe pero les ha sido arrebatada. Ese pueblo, la base de los 30 millones que votaron por López Obrador comparte la esperanza de Justina y algunos de ellos también tienen temor al fracaso. Por lo pronto, en Xalapa, vi que se está viviendo la luna de miel entre AMLO y el pueblo mexicano".
Este breve diálogo de dos mujeres dedicadas al periodismo en las páginas digitales "En Caliente" y "Palabra de Veracruzano", respectivamente, resume en mi opinión los miles de análisis que en México y el extranjero se han hecho y se hacen sobre lo que yo llamo el Pejismo y otros denominan un movimiento histórico-social cuyo antecedente más cercano es el cardenismo en la tercera década del siglo XX.
Las mujeres poseen una intuición más desarrollada, me parece como les parece a muchos y muchas...
Dicho de otro modo: ellas poseen un mejor sentido común que los hombres.
Por razones que acaso la ciencia pueda determinar o en su caso ubicarme en un error: para las féminas es más fácil llamarle al pan, pan y al vino, vino, sin tanto conflicto racional.
Coincido con la esperanza y el temor de Justina y Maritza.
A tres días del arribo al poder de Cuitláhuac García Jiménez leí ayer una nota que hace recuento de las estadísticas sobre la violencia en el actual sexenio estatal.
Además de la autocrítica los periodistas estamos peleados con la metodología.
El Sistema Nacional de Seguridad realiza estadísticas mensuales y ubica la violencia en diversas líneas de origen y consecuencias: jurídicas, contextuales, sociales, causales...
En la nota aludida se incluye el caso de un hombre de 73 años que mató a su esposa de 29 años tras acusarla de infiel y luego se suicidó.
¿Es éste un asesinato de carácter pasional o es un caso vinculado al crimen organizado?
Obviamente es un asesinato doloso y por tanto entrará en esa categoría al finalizar el mes pero no es comparable con la aparición de una mesera de 25 años descuartizada o siete ejecutados en la carretera Puebla-Córdoba (esto ocurrió ayer).
En todos los casos existe el dolo pero los contextos son diferentes y apresurar periodísticamente un análisis a partir de esas perspectivas constituye un error metodológico, opino.
Ahora bien, no es motivo de este artículo la nota en cuestión sino el universo político que enfrentarán el gobernador veracruzano y el presidente de la República.
El presunto seguimiento de datos que a tres días pretende arribar a un análisis comparativo y desde ahí justificar el inicio -o acaso el final- de un reportaje, es una mínima muestra de una sociedad esperanzada que con mucha facilidad se puede desilusionar (Contreras, Aurelio; Rúbrica, 2/12/2018).
Hemos hecho la referencia a los conceptos de Estructura y Coyuntura.
Tanto a nivel nacional como estatal -casos específicos de los estados más violentos incluidos Colima, Chihuahua, Guanajuato, Tamaulipas, Guerrero, Michoacán, Veracruz, Baja California, Oaxaca, Sinaloa etcétera- el crimen organizado mexicano nació coyunturalmente a inicios del siglo XX y se convirtió en un rubro estructural a la par del fortalecimiento del Estado mexicano postrevolucionario.
Son entes simbióticos, no es posible entender a uno sin el otro. Son distintos y se alimentan mutuamente; Estado y Mafias son seres que se benefician uno de las vísceras podridas del otro.
Entre las múltiples diferencias del crimen organizado de siglo XX y el del siglo XXI en México, está el concepto control.
La diferencia entre personajes emblemáticos de la historia negra como Juan Nepomuceno Guerra en Tamaulipas; La nacha, viuda del pablote en Chihuahua; Miguel Angel Félix Gallardo durante sus primeros veinte años de delincuente y miembro de la Policía Judicial Federal y los capos actuales, es que antes se obedecía al gobierno y hoy se le "confronta".
¿Cómo acabar con esta problema?
Punto número uno: no es posible terminar con una estructura internacional que mueve cantidades estratosféricas de dinero al nivel de las empresas privadas líderes en el planeta...
Punto número dos: no se puede atacar una enfermedad sólo desde la perspectiva de un delito y la drogadicción es lo primero...
La judicialización del consumo de drogas llegó después de la existencia del problema y mientras estuvo bajo control político no se le combatió...
Hoy la drogadicción constituye un delito por las consecuencias innegables que genera en la sociedad -amén de los problemas de salud personales y colectivos- pero las balas sólo generan y generarán más muertes antes que volver al control de la enfermedad y de sus causas: sociales, políticas y en su mayor parte de intereses económicos...
El crimen organizado opera bajo la lógica capitalista de la oferta y la demanda y no desaparecerá nunca ni en los países desarrollados ni en los periféricos que -caso mexicano- ponen las drogas y muertos mientras Estados Unidos pone a los drogadictos y millones de dólares...
Es el caso africano respecto de Francia, España, Inglaterra.
En Africa se matan por fabricar y traficar con drogas que los países primermundistas consumen con un nivel de consecuencias fatales menor.
El fenómeno se reproduce a nivel interno.
Muchos sembradores de amapola en Guerrero o Sinaloa lo hacen en calidad de esclavos, son campesinos amenazados de muerte por el narcotráfico.
Padres e hijos terminan presos por violar la ley aun cuando lo hicieron para sobrevivir.
Ya se ha expuesto de parte de los nuevos gobernantes cuáles serán sus estrategias para disminuir el flagelo estructural de la violencia en el país.
Los resultados se deben observar mes con mes, año con año, región por región, temas y subtemas por temas y subtemas para realizar análisis comparativos y determinar metodológicamente si hay resultados o no.
Por lo pronto ahí están la esperanza y el temor, hermanos inseparables...
Una duda: ¿cuando Jesucristo reprodujo el pan y los peces realizó un acto populista o asistencialista?
CONTINUARA...