lunes, 7 de enero de 2013

EL MISTERIOSO Y VORAZ DRAGON MART DE CANCÚN (SEGUNDA PARTE)



Escrito por Jenaro Villamil

Segunda parte del reportaje publicado en la edición No. 1888 de Proceso. Consulta la primera parte aquí.


Los Accionistas Mexicanos

La propiedad original del predio y sus actividades originales tampoco son muy claras. Conocido como El Tucán, esta extensión de más de 500 hectáreas era desde 1979 propiedad de la yucateca Ana María Díaz de León Erosa, y fue destinado originalmente al negocio de la engorda de pollo.

Desde 2000 comenzó la explotación de material pétreo, pero un acta notarial del 21 de agosto de 2012 indica que “el banco de material ha reducido significativamente su explotación y venta, motivo por el cual actualmente se encuentra parado y en un aparente abandono”.

El apoderado legal de Ana María Díaz de León Erosa, Carlos Rafael Castillo Medrano, firmó el 19 de junio de 2012, ante notario público 89 de Mérida, Yucatán, una promesa de compra venta del predio por 28 millones de dólares con Real Estate Dragon Mart, representado por Juan Carlos López Rodríguez.

La cláusula sexta afirma que “por voluntad expresa de las partes, la presente promesa de compra-venta no será inscrita por el momento en el Registro Público de la Propiedad del estado de Quintana Roo, reservándose sus derechos para hacerlo en el momento en que lo consideren oportuno”.

Castillo Medrano es mencionado como uno de los “empresarios yucatecos”, con la mitad de las acciones de Dragon Mart. Posee el 45 por ciento de Real Estate Dragon Mart, la empresa inmobiliaria, y el otro 45 por ciento es una sociedad de inversionistas de Nuevo León, conocido como “Grupo Monterrey”, entre los que se encuentran Luis Felipe Salas Benavides, ex directivo de Farmacias Benavides, José Luis Salas Cacho, vinculado a Vicente Fox y a Transportación Marítima Mexicana, y Miguel Pedraza Villareal.

Salas Cacho fue representante de Transportación Marítima Mexicana (TMM) en la operación del Centro Logístico de Jalisco, un proyecto impulsado por el gobernador panista Emilio González Márquez. Salas Cacho impulsó el “puerto seco jalisciense” que iba a operar Logistik, división del grupo regiomontano TMM.

Su vínculo con Fox fue claro. En el 2000 fue nombrado asesor de la dirección general de Petróleos Mexicanos. Entre ese año y 2007, TMM obtuvo contratos por más de 219 millones de dólares.

“Sólo el 10 por ciento restante de la inversión es de capital chino”, ha insistido López Rodríguez al hablar de Dragon Mart. Sin embargo, en otras declaraciones indicó lo contrario y los observadores señalan que no concuerda que Chinamex, con sólo el 10 por ciento controle todo el proyecto y reciba los beneficios fiscales.

Por ejemplo, en la rueda de prensa de junio del 2012, López Rodríguez informó que la inversión sería de 2000 millones de dólares que la empresa inmobiliaria Real Estate Dragon Mart está conformado en un 60 por ciento por empresarios mexicanos y 40 por ciento por asociados chinos que, en conjunto, crearon el concepto Chinamex. La naviera china Ocean Shipping Company (Cosco) se encargaría de la operación logística.

Privilegios Fiscales a los Chinos

El convenio original firmado entre el entonces gobernador Félix González Canto y el representante de Chinamex, el empresario chino Hao Feng, firmado el 22 de marzo de 2011, así como información del propio portal de internet del consorcio asiático, revelan que el proyecto de Dragon Mart se planeó con una serie de privilegios fiscales a inversionistas extranjeros que prometieron más de 200 millones de dólares desde el 2013.

En el convenio original, cuya copia obtuvo Proceso, se acuerda que en un total de 561 hectáreas se construirá un centro comercial para productos de origen chino, bodegas, centro de exhibición, 722 viviendas con el objetivo de que “dichas mercancías puedan ofertarse en México, Caribe, Centro y Sudamérica, garantizando empleo, inversión y derrama económica significativa que permitirá el desarrollo de una nueva actividad económica en el estado creando sinergia con la actividad turística”.

A los inversionistas chinos, encabezados por Hao Feng, se les prometen una serie de exenciones fiscales, apoyos económicos y gestiones ante autoridades municipales y federales que no se le han dado a otros grupos empresariales. Por ejemplo, en apoyos directos, el gobernador González Canto se comprometió a:

“-Un subsidio equivalente hasta el 100 por ciento en la causación del Impuesto sobre traslación de dominio que provenga directamente de la enajenación del predio en donde se asiente el proyecto…

“-Exención en el pago de los derechos ante el Registro Público de la Propiedad que se generen por la inscripción del predio donde se asiente el proyecto…

“-Otorgamiento de un subsidio temporal de hasta 100 por ciento en las contribuciones con motivo del Impuesto sobre Nóminas por un tiempo de hasta 3 años contados a partir del año 2013, mismos que no tendrán prórroga alguna…

“-Destinar un presupuesto de hasta 1 millón de dólares de la Oficina de Visitantes y Convenciones (OVC) para la promoción de Quintana Roo en el extranjero…

“-Gestionar ante la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado un descuento de hasta el 50 por ciento en los derechos de conexión a la red conforme a las necesidades del proyecto…

Ante las autoridades del municipio de Benito Juárez se gestionará un “subsidio especial” de hasta 50 por ciento en el impuesto predial, 50 por ciento de descuento en el pago de la licencia de construcción, elaborar y aprobar un nuevo Plan Parcial de Desarrollo para la zona.

Ante las autoridades federales, el gobierno de González Canto se comprometió a solicitar la relocalización de las torres de energía eléctrica de la Comisión Federal de Electricidad, el trámite ante la Semarnat para el cambio de uso de suelo en materia forestal, gestión ante la Secretaría del Trabajo para otorgar hasta 4 mil becas de “trabajo temporal” con un apoyo de hasta 2 salarios mínimos y por espacio de 60 días, construir con Conagua una planta de tratamiento de aguas residuales por 420 mil dólares, y destinar 6 millones de pesos para la construcción de vialidades hacia el Dragon Mart.

En declaraciones recientes, el ex gobernador y actual senador por el PRI, Félix González Canto aclaró que el Dragon Mart “no se trata de fayuquear” sino de que “vengan los grandes inversionistas de países de todo el continente americano, a hacer en Cancún los negocios que antes tendrían que hacer hasta China” y minimizó su papel como impulsor de este proyecto que ha generado una ola de protestas.

“En su momento, el gobierno participó como un facilitador como lo hace con cualquier inversión que llega a Quintana Roo”, declaró González Canto a una estación radiofónica local el 26 de diciembre pasado.

Su sucesor, Roberto Borge, también del PRI, no ha vuelto a expresar su apoyo al Dragon Mart, a pesar de que entre el 13 y 15 de junio del 2012 presumió la visita de una delegación de 12 representantes del China Development Bank (CDB) y de 70 empresarios chinos que visitaron Cancún.

La delegación del CDB “apreció la cercana relación de cooperación que se ha construido entre Chinamex y el gobernador del estado de Quintana Roo”, según informó el portal internacional del consorcio de empresarios chinos, dirigido por Hao Feng (www.chinamex.cn).

El Brazo Imperial Chino

El Dragon Mart de Cancún estaría inspirado en el complejo similar construido en el emirato árabe de Dubai, inaugurado en 2004, que mide 1.2 kilómetros de largo y alberga 4 mil locales comerciales administrados por chinos.

El proyecto original de Cancún sería más grande que el de Dubai, planea el ingreso de hasta 140 contenedores de mercancías, a través de la poderosa naviera china Cosco, identificada en todo el mundo como uno de los grandes brazos imperiales de la potencia asiática.

Ni en Dubai ni en Cancún se trata sólo de comerciar con los productos chinos que han inundado el mundo sino de crear una “cabeza de puente” para la expansión de las empresas y la obtención de recursos naturales de una región como Centroamérica, según plantean los investigadores españoles Juan Pablo Cardenal y Heriberto Araujo, ambos reporteros que han cubierto durante años la expansión del gigante asiático.

En su libro La Silenciosa Conquista China, editado en el 2012, Cardenal y Araujo plantean que el Dragon Mart de Dubai le permite a China comerciar hasta 6 mil millones de dólares con Irán, a través de los emiratos, dándole la vuelta a las sanciones comerciales contra el régimen de los ayatolas.

En ambos casos, en Dubai y en Irán, a China le interesa el petróleo y desplazó desde 2007 a Rusia como principal proveedor de armas a Teherán.

“El ideólogo de este experimento llamado Dragon Mart que otros países como México se afanan por reproducir es Abadallá Lootah”, escriben los reporteros españoles. “Este dubaití elegante, de barba rasurada, brillante inglés pronunciado con un leve seseo y dos décadas de experiencia en los negocios con China a sus espaldas es quien, en 2004, puso en marcha el centro de distribución que conecta a los compradores de Oriente Medio y el este de Africa con los productos chinos”, agregan.

Citan a Lootah quien explicó así el “secreto” del Dragon Mart:

“A los chinos, por naturaleza, les gusta controlar los negocios verticalmente. Y hacer frente a eso fue un desafío. Porque al principio venían grupos de chinos y querían hacerse con el control, pero no funcionó. Les dijimos que todos eran iguales y que el proceso sería transparente…

“Cuando abre el negocio, el inversor chino es al mismo tiempo propietario, porteador, cajero, chofer, vendedor. El chino es el hombre-empresa. Y lo hace para entender totalmente cómo funciona el negocio y, una vez contratados otros empleados, evitar que éstos le timen o le roben”, agregó el empresario de Dubai.

También aquí la primera parte 

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