Su amplia
victoria en noviembre pasado no sólo le da un lugar en la historia, sino un
gran capital político para sacar adelante su agenda
Domingo 20 de enero de 2013 J. Jaime
Hernández / Corresponsal | El Universal
WASHINGTON.— Este
lunes, el presidente estadounidense Barack Obama volverá a colocar su mano
sobre las biblias que utilizaron Abraham Lincoln y Martin Luther King para
juramentar el cargo y marcar así el inicio de su segundo mandato.
Aun antes de protagonizar este rito sagrado de la democracia, cuando los
ciudadanos hacen de lado sus diferencias y la clase política marca un cese de
hostilidades, el escenario que barrunta Obama en los próximos cuatro años está
sembrado de retos y conflictos en el frente doméstico y de acontecimientos que
pondrán a prueba el liderazgo de EU en distintas partes del planeta.
En el ámbito nacional, las prioridades de Obama serán la batalla por el
control de las armas, la reforma migratoria y la necesidad de consolidar la
recuperación económica y la creación de empleo. En el frente internacional, la
guerra civil en Siria, la amenaza de un ataque unilateral de Israel contra las
plantas nucleares de Irán, la consolidación de China como potencia emergente y
el anunciado fin de la guerra en Afganistán.
“El segundo mandato del presidente Obama será definido por el éxito o
fracaso de una agenda que tiene entre sus prioridades la lucha por el control
de las armas y la reforma migratoria”, consideró el analista Banjy Sarlin, al
ponderar las dos iniciativas que consumirán gran parte del capital político de
Obama a partir de este mismo año.
A pesar de que el fin de la guerra en Afganistán en 2014 y el convulso
mapa de Medio Oriente siguen distrayendo gran parte de la atención y los
esfuerzos del Departamento de Estado, la mayoría de los expertos coinciden en
señalar que la agenda doméstica es la que al final marcará la medida del éxito
o fracaso de la era Obama.
A diferencia del 2009, cuando el presidente decidió dilapidar gran parte
de su capital en su lucha por una reforma de salud que lo desangró y le costó
la pérdida de la mayoría en la Cámara de Representantes en las elecciones
legislativas del 2010, Obama tendrá que administrar mejor su aliento y esfuerzo
en las batallas que se anticipan para tratar de meter en cintura a la industria
de las armas y para hacer realidad la reforma migratoria.
Precisamente, las lecciones aprendidas en esa cruenta batalla, obligarán
al presidente y a los demócratas en el Senado y en la Cámara Baja a no poner
todos los huevos en la misma canasta para evitar el desfonde de los apoyos en
el Congreso y un rosario de derrotas que disminuirían los logros y el legado de
la era Obama en su segundo mandato.
“Barack Obama ya se ha asegurado un lugar en la historia de los
ganadores al asegurarse un segundo mandato con más del 50% del voto popular.
Algo que lo hermana con Andrew Jackson, Franklin Roosevelt y Ronald Reagan.
Ahora su principal reto es convertirse en una gran figura transformadora”,
consideró el veterano analista, Howard Fineman.
A pesar de que la iniciativa a favor de un mayor control de las armas
—particularmente las de asalto y los cargadores de alta capacidad— no figuraba
en el radar de Obama en las elecciones pasadas, las tragedias en Aurora, Colorado
y en Newtown, Connecticut la han colocado en la agenda de lo impostergable.
Una oportunidad a la vista
Aunque el presidente tiene el apoyo del Senado, cualquier iniciativa de
ley que busque la reimplantación de la prohibición contra las armas de asalto
de 1994 tiene altas posibilidades de sucumbir en la Cámara Baja, controlada por
los republicanos. A pesar de ello, los analistas coinciden en señalar que Obama
no puede desaprovechar esta oportunidad histórica para alzarse con una victoria
bajo mínimos que le garantice, por lo menos, sacar adelante la iniciativa para
establecer la obligatoriedad de los controles de antecedentes universales.
En el segundo frente más importante, el presidente está obligado a
impulsar una reforma migratoria amplia y justa que permita sacar de las sombras
a 11 millones de personas y garantizarles una vía a la ciudadanía.
Precisamente, en el preámbulo de esta complicada batalla, una poderosa
coalición de líderes políticos, religiosos, empresarios y activistas han advertido
al presidente sobre la necesidad de asumir un liderazgo “estratégico e
inteligente” para evitar el desastre del 2007, cuando sucumbió el más
importante esfuerzo de demócratas y republicanos para sacar adelante una
reforma. “Tiene que lograrlo en esta ocasión ya que, de lo contrario, no
veremos otra oportunidad sino hasta dentro de 5 años”, consideró Carlos
Gutiérrez, ex secretario de Comercio bajo la presidencia de George W. Bush.
En el frente económico, el presidente se enfrenta al que quizá sea el
más grande de los obstáculos. La necesidad de poner un alto al endeudamiento
que ya rebasó los 16.4 billones de dólares y recortar el déficit presupuestario
en los próximos 10 años, auguran una batalla de largo aliento durante su
segundo mandato frente a un Partido Republicano empeñado en escamotearle
cualquier tipo de logro y avance.
“Va a ser complicado. Pero su victoria en las urnas le ha dado el
capital necesario para negociar y apostar fuerte frente a unos republicanos que
hoy están en posición de desventaja”, consideró Fineman, en alusión a los
riesgos que enfrentarán los republicanos frente a un electorado que podría
castigarles en las elecciones legislativas de medio término en 2014 cuando los
ciudadanos les pedirán cuentas por no resolver problemas que siguen lastrando
el crecimiento de la economía.
Según el más reciente reporte del Banco Mundial, la economía de EU
crecerá en un 1.9% en el 2013. Esta proyección sigue sin embargo condicionada
por las complejas e intrincadas negociaciones en el Capitolio para reducir la
deuda.
En el frente internacional, la necesidad de recortar el déficit han
obligado a la administración Obama a ordenar un recorte de 500 mil millones de
dólares en los próximos 10 años. En medio de este escenario, la necesidad de
salir de Afganistán ha acelerado su paso y el propio presidente ya confirmó que
a partir de esta primavera el número de efectivos será de carácter residual y
podría oscilar entre los 3 mil y los 10 mil para culminar así con el fin de la
guerra en el 2014.
En otro escenario, todo parece indicar que en el 2013 el gran quebradero
de cabeza para la administración Obama será la guerra generalizada que ya
rebasa las 60 mil víctimas en Siria y más de 250 mil refugiados en países como
Irak, Líbano o Turquía. Aunado a ello, la creciente influencia de Qatar, que
sigue financiando a grupos extremistas, amenaza con arruinar los planes de EU e
Israel en ese país.
Al mismo tiempo, las presiones de Israel para bombardear unilateralmente
a Irán seguirán pesando en el ánimo del poderoso lobby judío en Washington
mientras la Casa Blanca se seguirá resistiendo por todos los medios a una
guerra que podría extenderse en toda la región. Finalmente, la respuesta de EU
frente al poderío de China obligará a Obama a enfilar sus baterías políticas,
diplomáticas y comerciales hacia un país que ya representa 830 mil millones de
dólares en intercambio al año.