Escrito por Jenaro Villamil
En menos de una semana, organizado a través de
redes sociales y con el apoyo de ex alumnos de la
Universidad de Harvard, el joven empresario Eduardo Cortés Rivadeneyra y el
académico John Randolph lograron conseguir más de 31 mil firmas para expresar
su repudio a la contratación del ex mandatario Felipe Calderón, como
investigador del programa Angelopoulus de líderes públicos globales.
En la página de internet www.change.org, así como en su cuenta de
Twitter @cecortes, el empresario ha ido informando sobre el desarrollo de esta
iniciativa que originalmente le pide revertir la decisión de contratar a
Calderón por su responsabilidad como titular del Ejecutivo federal en la
violencia que cobró más de 100 mil vidas en su sexenio. Su mensaje más reciente
señalaba:
“Mi petición a @Harvard para revertir la
‘estancia’ de @FelipeCalderón ya alcanzó 31,155 firmas de apoyo!”.
Cortés ha afirmado que su meta será sumar más de
150 mil firmas para revertir la decisión de la universidad norteamericana,
reconocida como uno de los semilleros del pensamiento estratégico e imperial de
la potencia americana, que ha tenido que colocarse a la defensiva.
A la iniciativa de Cortés Rivadeneyra y de
Randolph se sumó la reciente misiva del investigador y activista de derechos
humanos, Sergio Aguayo, y del poeta Javier Sicilia, quien encabezó en la
última etapa del calderonato el movimiento de víctimas de la violencia de la
“guerra” contra el narcotráfico. Una violencia que no sólo provino de los
“delincuentes” o de los capos del crimen organizado sino de las propias
instituciones que estaban responsabilizadas de su combate.
La parte fundamental de la misiva de Aguayo y
Sicilia advierte:
“Más de 60 mil muertes, al menos 25 mil personas
desaparecidas, 260 mil desplazados, 18 mil migrantes secuestrados cada año,
etc. Las principales organizaciones de derechos humanos (Amnistía
Internacional, Freedom House, Human Rights Watch, etc.) coinciden en que México
vive una crisis humanitaria sin precedentes debida, en parte, a decisiones
tomadas por el ex presidente Calderón, quien, incluso, tiene dos denuncias ante
la Corte Penal Internacional”.
“Consideramos que la incorporación de Felipe
Calderón como investigador visitante de la Kennedy School es un insulto a las
víctimas de la violencia en México”, advirtieron Aguayo y Sicilia.
De alguna manera, la Universidad de Harvard se
convertirá así en otro “daño colateral” relacionado con Calderón. El repudio al
último mandatario panista no solamente se extiende entre círculos académicos o
de comunidades mexicanas agraviadas con la doble insensibilidad de su guerra
contra el narcotráfico. Lo de Harvad es apenas el inicio de una escalada de
crítica y de balance en contra de lo que muchos consideran “la peor
administración” en los últimos años.
La reacción a favor del político michoacano ha
sido tardía y débil. El PAN, en plena desbandada tras la debacle calderonista,
no ha salido ni siquiera a defenderlo.
Los actuales residentes mexicanos en Harvard han
señalado que no se expresarán “ni en favor ni en contra”. Encabezados por el
nieto de Lorenzo Servitje, el hombre fuerte de Bimbo y principal financiador de
las campañas de Fox y de Calderón en la docena trágica panista, la Asociación
de Estudiantes Mexicanos de la Universidad de Harvard (HUMAS) considera que la
presencia del ex mandatario no debe generar posturas “políticas”. ¿Acaso puede
evitarse una lectura política al autoexilio calderonista en la institución más política
y estratégica de las universidades norteamericanas.
En declaraciones a la agencia Notimex, Guillermo
Lerdo de Tejada Servitje, nieto del dueño de Bimbo e hijo de un destacado
militante priista, afirmó que las peticiones en contra de Calderón “constituyen
un punto de vista muy válido, que se respeta, pero también entendemos que haya
otras, en México y Estados unidos, que no compartan este punto de vista”.
La estancia de Calderón iniciará el 28 de enero.
Quizá para esa fecha, más de 100 mil firmas habrán demostrado que el repudio al
ex mandatario apenas inicia.