“Para nosotros es
un encuentro de amigos, un espacio donde nos volcamos a la música, a la
familia, a la cultura, a todo el que viene”, coinciden músicos
Estos
tradicionales festejos impulsan al pueblo cuenqueño a seguir difundiendo la
cultura veracruzana
Tlacotalpan,
Ver., 14 de enero de 2013.- Cada vez están más cerca
las fiestas de La Candelaria. Tlacotalpan se transforma para recibir a miles de
visitantes locales, nacionales y extranjeros. Más allá de los preparativos que
las autoridades realizan, los pobladores también ultiman detalles para vivir la
fiesta más emblemática del año.
Poco a poco la ciudad va luciendo más bella, las guarniciones de las
banquetas son blanqueadas al paso de las brochas gordas; tras un proceso de
limpieza, pintura vinílica o cal dejan atrás el moho y las huellas de la
temporada de lluvias.
La Candelaria es más que una fiesta popular, cada habitante la vive a su
modo y cada uno contribuye para que sea exitosa. Doña Irma Silva, quien trabaja
en la Casa de Artesanías, asegura que los más de 250 artesanos trabajan a
marchas forzadas para incrementar la producción, tener un inventario importante
y abastecer la demanda de los miles de turistas que llegarán desde finales de
enero a las festividades.
“Tenemos todo tipo de recuerdos para los turistas, desde pequeños
marquitos en pirogragabado, hasta vestidos de jarocha, que cuestan unos 10 mil
pesos, tomando en cuenta todo lo que implica su confección”.
Comenta que tejedoras, rejilladoras, costureras, carpinteros y ebanistas
siempre tienen buenas expectativas en esta fiesta.
Uno de los talleres más importantes en la producción de instrumentos
musicales locales es el de Julio César Corro Lara, quien también es el líder
del grupo Estanzuela, la organización más emblemática del son jarocho
tradicional. “Tendremos jaranas, guitarras de son, leonas, arpas y guitarras
para que todos los que gustan de estos instrumentos puedan adquirirlos”.
Los integrantes del grupo Estanzuela ya están listos para dar lo mejor durante
los días de fiesta en los que el son jarocho inundará la Cuenca del Papaloapan con
sus notas. “Para nosotros, La Candelaria es un encuentro de amigos, un espacio
donde nos volcamos a la música, a la familia, a la cultura, a todo el que
viene”, coincidieron.
De igual manera se manifestó María José Reyes Martínez, bailarina
profesional de son jarocho, de escasos 20 años de edad, baila desde los tres.
“Me encanta y espero con muchas ganas el inicio de las fiestas, porque es la ocasión
para hacer lo que más me gusta: bailar”, expresó sonriente.
Uno de los personajes insignes de Tlacotalpan es el decimista Diego
Cruz, un veterano de aspecto rudo pero de trato amable y de profundo
conocimiento en el arte de la versada. Se emociona y, bajo el ala del sombrero
de cuatro pedradas, “se echa” una décima a la Virgen de la Candelaria “para
calentar motores” y estar “al tiro” para las fechas.
Desde las primeras horas de la mañana, Tlacotalpan resurge entre los
rayos del sol cuenqueño, como se levantó luego de las inundaciones de
septiembre de 2010. “Recibimos todo el apoyo del gobernador Javier Duarte de
Ochoa, él nos ha dado mucha ayuda para que el mundo sepa que estamos de pie”,
dicen orgullosos los nativos de esta tierra de son, poesía, dulces y
empanadillas de guayaba.