Manuel Buendía
No me dejes morir
Con los pies desnudos
Descansando en la suave hierba
Que nace en la otra orilla.
No quiero morir contemplando
Con mansedumbre el río.
Prefiero ahogarme en el intento
De remar hacia el principio secreto
De las aguas.
Sólo por saber
Cuánto soportan mis brazos
Y en qué momento ya no soy capaz
De sostener los remos
Que han de parecer fusiles.
Quisiera derrumbarme
Al doblar la esquina
Tumbo a la máquina de escribir
Después de haber hollado
El pavimento cálido
Con mis zapatos de reportero.
No me dejes morir ahíto
De goces y de lágrimas.
Prefiero la lívida
Sensación del pánico
Que sube del estómago
Y genera las palabras.
No dejes que me sorprenda el fin
Meciéndome en la telaraña
De una insulsez.
Quiero más bien
Escuchar el último fragor de la batalla.
No me dejes morir en el hastío
de una noche incompleta.
No me permitas mirar
La evidencia fláccida
Manuel Buendía
poema
No me dejes morir
Con los pies desnudos
Descansando en la suave hierba
Que nace en la otra orilla.
No quiero morir contemplando
Con mansedumbre el río.
Prefiero ahogarme en el intento
De remar hacia el principio secreto
De las aguas.
Sólo por saber
Cuánto soportan mis brazos
Y en qué momento ya no soy capaz
De sostener los remos
Que han de parecer fusiles.
Quisiera derrumbarme
Al doblar la esquina
Tumbo a la máquina de escribir
Después de haber hollado
El pavimento cálido
Con mis zapatos de reportero.
No me dejes morir ahíto
De goces y de lágrimas.
Prefiero la lívida
Sensación del pánico
Que sube del estómago
Y genera las palabras.
No dejes que me sorprenda el fin
Meciéndome en la telaraña
De una insulsez.
Quiero más bien
Escuchar el último fragor de la batalla.
No me dejes morir en el hastío
de una noche incompleta.
No me permitas mirar
La evidencia fláccida
Manuel Buendía
poema