La oftalmóloga Reyna Valenzo Pérez. Foto: Especial |
POR EZEQUIEL
FLORES CONTRERAS
CHILPANCINGO, Gro.
(proceso.com.mx).-
En un crucero vial localizado en plena zona urbana del puerto de
Acapulco, ante decenas de testigos, un grupo armado ejecutó ayer por la tarde a
una doctora que trabajaba en una unidad del Instituto Mexicano del Seguro
Social (IMSS), y la Secretaría de Salud estatal.
La víctima identificada como Reyna Valenzo, médico con
especialidad en oftalmología, conducía su auto sobre la calle Solidaridad cerca
de las 18:00 horas cuando sujetos se acercaron para acribillarla y escapar
impunemente, indican reportes oficiales.
La mujer de 58 años, quedó al interior de la unidad y
presentaba lesiones graves en la cabeza, mientras que las autoridades llegaron
solo para acordonar el área y llevarse el cuerpo de la doctora.
Este feminicidio que desató indignación en redes
sociales de familiares y trabajadores del sector Salud en la entidad, ocurrió
frente a la mirada de decenas de automovilistas y personas que transitaban por
la zona.
Los compañeros de trabajo de la doctora Reyna Valenzo
anunciaron una marcha programada para mañana domingo en la principal vía
turística de Acapulco para exigir seguridad y un alto a la ola de impunidad.
Mientras que Oscar Mercado Valenzo, hijo de la mujer
profesionista víctimada, escribió una carta de despedida en su cuenta personal
de Facebook donde recapitula momentos de la vida de su madre que se reproduce
de forma textual:
“Reyna Valenzo Pérez, médico oftalmólogo, amiga y,
sobre todas las cosas, la mejor madre del mundo. Me es muy triste tenerte que
decir adiós para siempre. Extrañaré abrazarte, acompañarte durante todo el día
en tu incesante trabajo, llamarte y saber que siempre tendrás una manera de
hacerme reír para mejorar mi vida.
Los que te conocían sabían que eras una mujer
extremadamente trabajadora, llena de amor por su oficio y sus pacientes; nunca
le negaste consulta o atención a nadie porque sentías el dolor de esas
personas.
Eras una mujer fuerte, llena de valor, que luchaba por
cumplir sus metas sin importar los obstáculos. Gracias por haberme dado tanto,
por criarme como lo hiciste, por quererme infinitamente. Sin duda, viviremos
con la incertidumbre de saber por qué tú, madre, siendo una persona llena de
alegría, pasión y amor.
México, perdón, lamento decirte que estás enfermo. Tus
calles están llenas de sangre de personas inocentes, tus callejones ya no son
seguros, tus avenidas están cerradas por una banda amarilla, patrullas y
ambulancias, ya ni siquiera la luz del sol puede calmar tus dolencias. Tu
diagnóstico (como decía mi madre): Humanos. Humanos que buscan una vida fácil por
medio de la violencia; personas de todo tipo, sin color, sin forma, tamaño, ni
raza específica, que consideran que su existencia está por encima de la de
aquellos que se esfuerzan día con día por seguir adelante solo por tener un
arma de fuego.
Acapulco, lo siento, acabas de perder a una joya, una
médica más que excelente, alguien que de verdad se preocupaba por el bienestar
de los demás. Nos arrancaron de las manos a alguien que se quedó contigo, aun
cuando tenía oportunidad de irse a otro lugar, porque sentía que tenía muchas
cosas que hacer ahí, y tenía esperanza de que lo que te está sucediendo se va a
remediar algún día.
Madre, donde quiera que estés en este momento, te amo.
Y no te preocupes, descansa, le diste a todos el amor que merecía, no dejaste
nada inconcluso”.
“Descansa en paz”, remata el texto del hijo de la
doctora Reyna Valenzo.