El aumento de la temperatura generado por la
actividad humana tiene un potencial catastrófico para México, por problemas
como la pobreza y falta de infraestructura.
León Ramírez/ Animal Político
El cambio climático provocará que los huracanes y tormentas sean más fuertes. |
Un aumento
mínimo en la temperatura del planeta tendrá repercusiones catastróficas tanto
para el ambiente como para las sociedades, y México debe encender las alarmas
porque será uno de los países que sufrirá más estos efectos, coinciden
especialistas que participaron en el nuevo reporte del Grupo Intergubernamental
de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés).
Hoy el
planeta es en promedio 1 grado centígrado más caliente que en tiempos
preindustriales, por ello el informe especial – comisionado por la ONU y
publicado el pasado lunes – hace un llamado a los gobiernos para que adopten
medidas urgentes que limiten el aumento de la temperatura. Este incremento
continuará y de llegar a 1.5 grados, provocará un desastre, pero ese no es el
peor de los escenarios.
Según los
expertos del IPCC, que el planeta sea 2 grados más caliente llevaría a la
desaparición casi total de los arrecifes de coral, al aumento del nivel del mar
en 46 centímetros, acidificación del océano, la caída en la productividad del
maíz, arroz o trigo y llevará a que el 37% de la población mundial esté
expuesta a calor severo al menos una vez cada 5 años.
México será
testigo de “impactos importantes” derivados del cambio climático debido, entre
otras cosas, a que es un país con un alto porcentaje de de personas en
situación de pobreza (54 millones, según cifras del Coneval), así como niveles
de desarrollo y capacidades diferenciadas en cada región y ciudad del país,
explica Fernando Aragón-Durand, investigador del Programa LEAD de El Colegio de
México y uno de los autores líderes del reporte.
“En México
existe una vulnerabilidad diferenciada a los distintos impactos del cambio
climático como pueden ser lluvias extremas, inundaciones, sequías, ondas de
calor. Uno de los objetivos que me parecen centrales de la política climática
de este país debería ser conocer las vulnerabilidades, a qué riesgos estamos
expuestos y estaremos expuestos de aquí a 2030”, detalla.
Aun cuando
se alcance el objetivo del 1.5 grados que recomienda el reporte, explica
Aragón-Durand, “nosotros vamos a ser testigos de impactos importantes. Y los
podemos ver actualmente”.
Tras la
adopción del Acuerdo de París en 2015, Naciones Unidas encargó el reporte al
IPCC, que tomó en cuenta más de 6 mil artículos científicos y busca demostrar
que el aumento de una fracción aparentemente mínima en la temperatura del
planeta puede originar cambios drásticos en el planeta.
“Cada
porción extra de calentamiento tiene importancia, especialmente en la medida en
que un calentamiento de 1.5 grados o más incrementa el riesgo asociado a
cambios duraderos o irreversibles, como la pérdida de algunos ecosistemas”,
dijo Hans-Otto Pörtner, Copresidente del Grupo de trabajo II del IPCC, durante
una conferencia de prensa en Corea del Sur.
México, de ojos cerrados ante el cambio
climático
Para
Roberto Sánchez Rodríguez, investigador del Colegio de la Frontera Norte y uno
de los revisores editores del texto del IPCC, es esencial que México se adapte
al proceso de calentamiento global. Aún llegando al 1.5 grados que es la meta,
señala, “es inevitable que los impactos están encima de nosotros y no hemos
dado la atención suficiente en cómo nos podemos adaptar a lo que viene en
términos de retos en el marco de cambio climático”.
“Tenemos
problemas críticos que se nos vienen de manera directa porque somos un país muy
vulnerable, estamos muy expuestos a los eventos climáticos, los vemos año con
año con los huracanes, por el Océano Atlántico y el Pacífico, tenemos problemas
de sequía, ondas de calor”, comenta.
Según el
investigador, no les hemos dado atención suficiente a los impactos actuales de
los efectos del cambio climático ni nos hemos planteado a futuro cómo hacer que
resulten menos catastróficos y en cómo reducimos la vulnerabilidad.
A México le
conviene mucho que los objetivos a nivel internacional sean los más estrictos
posibles, porque es uno de los más vulnerables a nivel mundial, comenta Omar
Masera Cerutti, investigador del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y
Sustentabilidad de la UNAM y colaborador del reporte.
“Es un país
megadiverso, donde hay pobreza, cuestiones de infraestructura que hacen que un
futuro de 1.5 grados sea mucho menos catastrófico para México que un futuro de
2 grados”, comenta.
Además de
la falta de atención, también hay falta de recursos para atender las
necesidades que trae el calentamiento global.
Entre las
medidas planteadas en el estudio para limitar el aumento en la temperatura del
planeta, se encuentra reducir las emisiones de CO2 en un 45% de aquí a 2030
–con respecto al nivel registrado en 2010– y que las energías renovables pasen
de 20% a 70% hacia 2050. Además, los especialistas señalan que se necesitarán
inversiones anuales de 2 mil 400 millones de dólares entre 2016 y 2035 para
transformar los sistemas energéticos.
El
Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) señaló en un comunicado
que para México, la atención al reto del cambio climático “sigue siendo un
asunto urgente y de prioridad nacional” aunque “actualmente estamos estimando
el costo que enfrentará nuestro país para adaptarnos al cambio climático”.
Según el
INECC, se necesita una inversión de 130 mil millones de dólares para alcanzar
los objetivos de mitigación –acciones para reducir los efectos potenciales del
calentamiento global– al 2030. En caso de no tomar alguna acción, explica, el
costo para el país será de 143 mil millones de dólares para la misma fecha.
¿Quedarnos de brazos cruzados?
Aunque el
texto del IPCC está dirigido a líderes mundiales y tomadores de decisiones,
muestra que hay acciones en distintos sectores que pueden reducir
sustancialmente las emisiones de gases de efecto invernadero. Como ejemplos se
encuentran la generación de energía con emisiones bajas o cero; el cambio de
los sistemas alimentarios; la electrificación del transporte y el desarrollo de
“infraestructura verde”.
Lo que es
esencial, dice Roberto Sánchez Rodríguez, es adaptarnos algo que no hemos hecho
suficientemente bien.
“Aún
llegando al 1.5 que es la meta, lo que es inevitable es que los impactos están
encima de nosotros y no hemos dado la atención suficiente en cómo nos podemos
adaptar a lo que viene en términos de retos en el marco de cambio climático”,
explica.
Aragón-Durand
recomienda por su parte que la política científica en México “fomente la
investigación no nada más meteorológica y climatológica, sino de cambio
climático, es decir para poder conocer las interacciones entre atmósfera,
biosfera y antropósfera”.