Columna
sin Nombre
Pablo
Jair Ortega
28 de
SEPTIEMBRE de 2015
REPITIENDO
LA MISMA FÓRMULA
En
Veracruz se avizora otro tiempo de crisis: de crisis política, como si faltara
algo más para el estado.
El rompimiento
del gobernador Javier Duarte de Ochoa con los senadores priistas era algo que
ya se esperaba, por los obvios intereses políticos a futuro. No obstante, se
mantenía cordialidad.
Para
Veracruz, para el Gobierno Estatal y para el PRI en general, quizás no sería
conveniente que se abriera otro frente de guerra, innecesario en un momento
donde las crisis son lo que más están marcando el paso en la entidad, el país y
el mundo.
Lo
financiero, la inseguridad, son obvios e innegables. Por lo político, en la
aldea se esperaba un poco más tiempo, pero éstos ya van muy adelantados. Hay
políticos a los que se les queman las habas por lucir y relucir; para eso
necesitan utilizar la fórmula del foxismo y adelantarse mucho a los tiempos.
Vaya, en el panorama nacional, a medio camino de la Presidencia de Peña Nieto,
ya están hablando de quien va a ser su sucesor.
La
realidad en Veracruz es que hasta hoy sólo existen dos punteros encabezando las
encuestas y son precisamente los senadores Héctor Yunes Landa y Pepe Yunes
Zorrilla. Los dos han dicho hasta el cansancio que van juntos en un proyecto
que podría ser la primera “gubernatura” de ocho años. Son los dos adelantados
que han aprovechado su posición como senadores para placearse por toda la
entidad y llevan ya mucho trecho recorrido.
No
obstante, la “chamacada fiel”, la cúpula, los “Little Rascals” región 4 que
actualmente mangonean al estado, ya han demostrado que saben ganar elecciones,
de forma poco ortodoxa, pero con números fríos que los favorecen. Números que
al final de cuentas son los que importan para cualquier poderoso pragmático.
Esos mismos números fríos hablan de un debilitamiento del rival más fuerte del
priismo en Veracruz: el Partido Acción Nacional.
El
escenario ejemplo para los números fríos también es el pasado; una misma
fórmula antigua: antes del 2010, cuando Javier Duarte de Ochoa era
prácticamente un desconocido en todo Veracruz, ganó todas las elecciones que le
pusieron enfrente y llega a ser gobernador pese a la arrogancia y exceso de
confianza que mostró la vieja clase política.
Algunos
apuestan a que el escenario será el mismo y curiosamente repitiendo algunos
protagonistas, pero con un actor nuevo de la “fidelidad” que se verá relucir en
las próximas semanas.
A lo
anterior habrá que sumar que Enrique Peña Nieto tampoco está tan fortalecido y
los que ostentan el poder en Veracruz se la jugarían para hacer las contras a
cualquier deseo de arrebatarles el poder, demostrando que aquí en la aldea hay
control político y no se necesita de la intervención del altiplano.
Pero en
una de esas no vaya siendo que también se aplique la misma fórmula histórica
con la cual a seguros candidatos a la gubernatura como Demetrio Ruiz Malerva y
Manuel Carbonell de la Hoz, se les caiga la candidatura repentinamente,
precisamente porque desde la Ciudad de México les dijeron que siempre no.
Habrá que
ver si habrá manotazo y quién gana la vencida.
En
apariencia, Héctor Yunes Landa y José Yunes Zorrilla tienen todo el escenario a
su favor, pero esto no es impedimento para que la “Fidelidad” no pelee con todo
espacios de poder.
¿Pero
aguantará el PRI y la clase política jarocha una nueva división? La vox populi
habla de un rechazo generalizado a una nueva etapa del Fidelismo extendido y
“reloaded”. Tampoco parece conveniente que Veracruz tenga que soportar una
guerra política que ponga a prueba la tolerancia de los veracruzanos,
francamente ya cansados de mitotes y urgidos de soluciones, especialmente en el
tema financiero y de seguridad.
EPÍLOGO
No
creemos que el gobernador Javier Duarte no haya calculado el movimiento de este
domingo cuando entregó una caña al senador Héctor. Y si no, fue una declaración
de guerra que salió muy de bruces: nunca se había visto una falta de respeto a
un senador de tal magnitud. Lo que sí se recuerda, y hay que consignarlo, fue
un Miguel Ángel Yunes Linares (entonces poderoso secretario de Gobierno de
Patricio Chirinos Calero) que espiaba muy burdamente los movimientos en
Veracruz de los entonces senadores Miguel Alemán Velasco y Dionisio Pérez
Jácome. Así que sea muy inédito lo que se vive actualmente, pues no.