martes, 25 de agosto de 2015

JORNADAS Y HORARIOS LABORALES

Una maquiladora de cortinas en Tijuana. 
Foto: Octavio Gómez
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Hace unos días la prensa anunció que el Gobierno del DF redujo la jornada de sus burócratas. El conjunto de medidas incluye la salida a las 18:00 horas para madres cuyos hijos cursen de preescolar a secundaria, una hora más de lactancia para las mujeres que estén amantando, licencia de paternidad a los hombres por 15 días, y el primer y tercer viernes de cada mes la salida de los hombres a las 3:00 de la tarde. ¿Qué significa esta propuesta? Algunos medios de comunicación la plantearon como “beneficios” con objetivos electoreros, y dejaron de lado lo que ha sido una línea clara del Gobierno del Distrito Federal: reformular las condiciones laborales para alcanzar una mejor calidad de vida.
Según el Foro Económico Mundial, en México la mayor brecha de desi­gualdad entre mujeres y hombres se da en el ámbito del empleo. Desde el año pasado, el gobierno de Mancera inició una serie de reformas sustentadas en el propósito de dignificar el trabajo y frenar la erosión de los derechos laborales. Decidió empezar por “limpiar la propia casa”, o sea, por poner en orden la irregular situación de miles de trabajadores de la administración local que llevaban años contratados por honorarios y sin derechos laborales, medida de justicia que afectó positivamente a decenas de miles de empleados que, aunque acumularan muchos años en el puesto, eran “eventuales”. También Mancera planteó, y Patricia Mercado y Salomón Cherto­rivski lo secundaron desde sus secretarías, la ineludible necesidad de subir el salario mínimo. La iniciativa sobre el alza salarial se apoyó en sólidos estudios –uno principalísimo, el que realizó Rosalbina Garavito– que mostraban la patética situación de nuestro país (creo recordar que estamos por debajo de Haití). Fue planteada por la gestión de Mancera como una palanca indispensable para abatir la desigualdad endémica en que estamos inmersos.
En tanto que el PAN la retomó como bandera electoral, el gobierno federal hizo caso omiso de la propuesta, y la instancia oficial encargada de fijar el salario mínimo se negó a desindexarlo como indicador de multas y otras medidas, no obstante las evidencias de que era necesario hacerlo. Es indignante que cuando existe una propuesta que sin duda beneficiaría al país, el partido gobernante no sea capaz de asumirla. Da la impresión de que se resiste a suscribir una iniciativa importante y necesaria sólo porque provino de la oposición.
Inspirado en señalamientos tanto de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) como del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), los cuales han declarado que la falta de medidas efectivas para la conciliación entre los ámbitos laboral y familiar compromete decisivamente las posibilidades de desarrollo humano de las naciones, el GDF ha decidido abordar dicha problemática. Una arista es el trabajo de cuidado familiar, repartido de forma muy dispareja entre mujeres y hombres. Según datos del INEGI (2013), en la república sólo 9% de los varones realiza labores de cuidado. Desde el año pasado el GDF estableció la “Comisión para el impulso de la economía del cuidado y de una política de igualdad laboral al interior del Gobierno de la Ciudad de México”, e hizo un diagnóstico con perspectiva de género de los puestos, salarios y movilidad del personal del GDF. De ahí surgen varias medidas, entre las cuales se encuentran las que acaban de ser dadas a conocer.
Reducir la jornada no implica disminuir la productividad. Al contrario. En el mundo está comprobado que mejorar las condiciones de trabajo, incluyendo la reducción de horas, produce cambios positivos en los trabajadores e impulsa la productividad. Aunque hoy se sabe que la manera en que se logra integrar el trabajo y la vida familiar es central para la sostenibilidad ciudadana, la corresponsabilidad masculina de cuidado junto con el tema de las personas dependientes siguen ausentes de la agenda política nacional. La forma en que está organizado el cuidado estructura y valida las relaciones desiguales entre los hombres y las mujeres de manera absolutamente funcional para la marcha de la economía actual. Y como nuestra sociedad siempre producirá niños y ancianos que requieran cuidados personalizados, junto con inevitables casos de personas enfermas, inválidas o con alguna discapacidad, resulta imprescindible reformular más equitativamente las cargas de trabajo asalariado y de cuidado.
La forma actual de trabajo, sin contemplaciones para las necesidades de desarrollo personal y de cuidado familiar, afecta diferencialmente a las mujeres y a los hombres. Que un gobierno local impulse transformaciones en las jornadas, en los permisos y en las condiciones de trabajo es una gran noticia y abre un horizonte de esperanza. Desde el convencimiento de la importancia de conceptualizar los sistemas de cuidado y protección no sólo como una necesidad de las personas en lo individual, sino como recursos imprescindibles para la salud del conjunto social, es que el gobierno de Mancera desarrolla su política laboral. Ojalá que el federal siga esa línea, en lugar de negarse a hacer lo que necesita nuestro país.

Entradas populares