Hay un
multimillonario por cada 10 millones de habitantes, revela una investigación
sobre élites.
Susana González G.
México,
DF. Nuestro país es el segundo país de América Latina con mayor número de
billonarios pero a nivel mundial es uno de los que menos recursos obtiene por
los impuestos que cobra sobre la propiedad o el patrimonio, advierte la
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en una investigación
sobre élites económicas, desigualdad y tributación.
Sólo superado por Brasil con 30 billonarios, México tiene 11, a razón de
uno por cada 10 millones de habitantes, y encabezan la élite económica; es
decir, “una minoría que concentra un alto porcentaje del ingreso nacional y que
controla una significativa proporción de los recursos productivos”.
Según la Cepal, a nivel mundial hay una tendencia de incrementar
“levemente” los impuestos a la propiedad, pero en América Latina se mantienen
en una tasa muy baja y en México se encuentran estancados desde hace 20 años.
“La importancia del impuesto al patrimonio en la recaudación es baja, en
general (en la región), aunque hay significativas diferencias entre los
países... Ha venido disminuyendo en algunas economías, aunque también hay casos
(Brasil, Colombia, Ecuador y Guatemala) en los que ha aumentado sostenidamente,
mientras que en México representa 0.18 por ciento del producto interno bruto
(PIB) desde comienzos de los años 90”, precisa el documento.
Los recursos que México obtiene por los impuestos a la propiedad o al
patrimonio representan la tercera parte de 0.42 por ciento del PIB que obtienen
en promedio los países de América Latina y casi la cuarta parte de 0.68 por
ciento calculado para los países en transición, revela la Cepal.
A nivel mundial, la media de este tipo de impuestos equivale a 1.04 por
ciento del PIB y para los países de la Organización para la Cooperación y
Desarrollo Económicos (OCDE), al que pertenece México, llega a 2.12 por ciento,
es decir 12 veces más.
Hasta 2007, último año del que se tienen cifras comparables para los 11
países que analiza la Cepal, Bolivia era el que más recursos obtenía de los
impuestos a la propiedad o al patrimonio, equivalentes a 0.62 por ciento de su
PIB. Le seguía Chile, con 0.59 por ciento; Colombia, con 0.54 por ciento, y
Argentina y Brasil, con 0.44 por ciento.
En el otro extremo se ubican Ecuador, con sólo 0.14 por ciento del PIB,
pero subió desde 0.1 por ciento registrado en 1990. Guatemala, con 0.16 por
ciento contra 0.09 por ciento que tenía dos décadas atrás. México se coloca en
el tercer lugar de los que menos ingresos obtienen por estos impuestos, ya que
desde los 90 equivalen a 0.18 por ciento del PIB.
Si bien la Cepal acota que el incremento de impuestos a los más ricos no
resolverá por sí solo el problema de la desigualdad social, sostiene que en
América Latina y otras regiones hay un amplio margen para ampliarlos sobre
quienes tienen las rentas más altas. Recuerda que, de acuerdo con una propuesta
de la ONU, se podrían obtener entre 40 y 50 billones de dólares por año si se
establece un impuesto de uno por ciento sobre sus activos netos a los mil 200
millonarios del mundo.
“No es claro que la obtención de los ingresos más altos sólo refleje una
legítima retribución por el esfuerzo y el talento desplegado en los mercados competitivos.
Los contactos políticos, el origen social, el trato favorable en materia
tributaria y las regulaciones que benefician a los ricos también contribuyen a
la acumulación de grandes fortunas sin una vinculación productiva evidente”,
señala el estudio, a cargo de Andrés Solimano y Juan Pablo Jiménez, consultor y
oficial de la Cepal en Montevideo, respectivamente.
La concentración del ingreso y el patrimonio en una pequeña minoría
acentúa la desigualdad social, sostiene el documento y agrega que ejemplo de la
falta de legitimación social de la concentración del ingreso es el llamado de
billonarios, como Warren Buffet y otros de Europa, de incrementar sus
contribuciones, pero “en contraste, ningún billonario latinoamericano comparte
públicamente esta propuesta”.
Advierte también de lo controversial que resulta el tema de incrementar
los impuestos a los más ricos ya que el argumento que siempre se utiliza para
defenderlos es presentarlos “como el motor de crecimiento de las economías de
mercado”, con la generación de empleos, inversión, ahorro e innovación. Así que
cualquier intento por elevar los impuestos en un país “puede dar origen a la
fuga de capitales y ahorros” y dado el poder de las élites económicas no se
debe subestimar su capacidad de ejercer presión para evitarlo, puntualiza.