A partir de 2005, las nuevas reglas de
ingreso y permanencia comenzaron a aligerar la carga administrativa
en
la UNAM; terminan con 86% de fósiles en casi 20 años
Leticia Robles de la Rosa/ Excélsior
CIUDAD DE MÉXICO, 7 de septiembre.- Agobiada
durante décadas por la existencia de cerca de medio millón de alumnos que se
eternizaban en sus aulas, de los cuales poco más de 123 mil mantenían viva su
actividad administrativa hasta hace 12 años, la UNAM venció el aumento de sus
alumnos rezagados en 86.1%, pero además elevó en 20% el egreso oportuno de su
bachillerato para usar el pase reglamentado a licenciatura.
El avance en estas cifras, que significaron para la UNAM un lastre y una
constante presión de grupos activistas, forma parte del perfil que tiene ahora
la máxima casa de estudios y que José Narro Robles entregará a su sucesor el
próximo 17 de noviembre.
De acuerdo con las cifras históricas de la UNAM, que para el caso de los
alumnos egresados es hasta el ciclo escolar 2013-2014 y para el caso de los
alumnos de nuevo ingreso y reingreso es hasta el ciclo escolar 2014-2015, la
reforma de 1997 que puso fin al llamado pase automático del bachillerato a la
licenciatura y puso límites a la permanencia de los alumnos en la institución,
comenzó a dar resultados a partir de 2005, para que actualmente la carga
administrativa de los llamados fósiles se redujera considerablemente.
Las nuevas reglas de ingreso y permanencia en el bachillerato y la
licenciatura de la UNAM, aprobadas en 1997 por el Consejo Universitario, a
instancias del entonces rector Francisco Barnés de Castro, establecen que los
bachilleres sólo pueden estar inscritos en la institución durante cuatro años;
es decir, un año más de los tres en los que deben concluir sus estudios.
Rebasados esos cuatro años sólo tienen derecho a presentar exámenes
extraordinarios para acreditar las materias, pero únicamente por dos años más;
es decir, los adolescentes que entraron al Colegio de Ciencias y Humanidades
(CCH) o a la Escuela Nacional Preparatoria (ENP) en 1999 causaron baja
definitiva seis años después, en 2005, por lo que en el bachillerato unamita ya
no existe ni uno de los nueve mil 464 alumnos de la generación 1999-2002 que no
terminaron en tres años este grado escolar.
Para el caso de la licenciatura, el Reglamento General de Inscripciones de
la UNAM ordena que los alumnos que no hayan podido concluir su carrera en el
tiempo reglamentario (la inmensa mayoría de las carreras es de cuatro años)
tendrán derecho a finalizar la carrera en dos años más; es decir, para una
carrera de cuatro años, el máximo es de seis años.
Pero si al término de ese tiempo no pudieron concluir, sólo pueden
mantenerse en la UNAM un 50% de tiempo más; ya no pueden ser alumnos, sino sólo
presentar extraordinarios; es decir, para una carrera de cuatro años, el máximo
para permanecer en la UNAM es de ocho años; ninguno de los tres mil 418 jóvenes
de la generación 1999-2003 que no concluyó su carrera está ahora en la UNAM,
pues los últimos tuvieron derecho a exámenes extraordinarios hasta 2007, y ni
un semestre más.
El pase reglamentado
De acuerdo con el diagnóstico oficial que llevó al Consejo Universitario a
reformar las reglas de ingreso y permanencia de sus estudiantes en las aulas,
el entonces pase automático del bachillerato a la licenciatura fue un factor
fundamental para que los jóvenes no concluyeran sus estudios en el tiempo
establecido.
Las cifras actuales comprueban que los límites establecidos para tener
derecho a inscripción y pase reglamentado funcionó.
En el ciclo escolar 1999-2000, que fue la tercera generación a la que
aplicaron las nuevas reglas, 23 mil 395 jóvenes hicieron su solicitud para
ingresar a alguna de las carreras de la Universidad Nacional; de ellos, 21 mil
375 concluyó su inscripción para continuar los estudios.
Ahora, la UNAM reportó que para el ciclo escolar 2014-2015 fueron 26 mil 661
los jóvenes que presentaron solicitud para el uso del pase reglamentado; es
decir, tres mil 266 alumnos más, que implican un aumento de 14 por ciento.
Pero se observa que en ese ciclo escolar, el más reciente que incluyen las
estadísticas de la UNAM, 25 mil 664 jóvenes concluyeron sus trámites de
inscripción, lo que implica que cuatro mil 289 alumnos más que en 1999
decidieron continuar con sus estudios profesionales, lo que implica una mejora
en el uso del pase reglamentado de 20% en el egreso oportuno de los alumnos.
Alumnos eternos
Pero el logro más trascendente para la Universidad Nacional lo registran sus
estadísticas en torno a la existencia de los alumnos rezagados por años, que en
el mundo interno de la institución se les conoció como fósiles.
La Universidad tenía un acumulado de alrededor de medio millón de personas
que se habían inscrito en sus aulas y que no concluían los estudios, pero que
desde 1966 tenían el derecho a mantener vivos sus derechos como alumnos de la
institución, lo que dio paso a la existencia de alumnos que reprobaban hasta en
120 ocasiones y aun así tenían derecho como un alumno regular; hubo un caso en
la Facultad de Ingeniería en que una persona hizo uso de su pase automático 38
años después de salir del bachillerato.
Las estadísticas de la UNAM mostraban que esa cuantiosa población de alumnos
irregulares implicaba, hasta 2003, la existencia de poco más de 123 mil jóvenes
con todos esos derechos, porque eran los que mantenían actividad
administrativa, con la presentación de extraordinarios, hasta por un periodo de
15 años.
Pero la cifra se detuvo a partir de ese año, cuando la primera generación a
la que se aplicó el pase reglamentado concluyó el bachillerato, y a partir de
ahí comenzó a disminuir.
Desde 1999 hasta el año 2013 la UNAM registró un total de 97 mil 334 jóvenes
del bachillerato que no concluyeron sus estudios en los tres años
reglamentarios y el año adicional; la aplicación de las reglas permitió que
actualmente sólo existan 13 mil 21 jóvenes en esa condición, pero seis mil 863
ya no tendrán derecho ni siquiera a exámenes extraordinarios, por rebasar el
periodo de apoyo.
En el caso de la licenciatura, desde 1999 hasta el ciclo 2013-2014, la UNAM
tuvo un acumulado de 45 mil 888 jóvenes que no concluyeron la carrera en los
tiempo establecidos; sin embargo, 31 mil 888 ya perdieron todos sus derechos,
incluso a terminar la carrera con exámenes extraordinarios, porque ya rebasaron
el doble del tiempo de duración ordinaria de su licenciatura para terminarla,
con lo cual actualmente sólo 14 mil 101 jóvenes tienen vivos sus derechos, pero
al menos tres mil 263 los perderán si no concluyeron en este año.
Es decir, que del acumulado de 123 mil jóvenes que hasta el 2003 tuvieron
vivos todos sus derechos como estudiantes, a pesar de reprobar una y otra vez,
ahora sólo 17 mil 142 están en esas circunstancias y año con año la cifra
varía, porque la institución avanza en los mejores resultados de su eficiencia
terminal.