Columna
Sin Nombre
Pablo
Jair Ortega
@pablojair
BENÍTEZ Y
SILVA: POR EL AMOR DEL GOBERNADOR
Cuando
Alberto Silva Ramos se incorporó al Gobierno Estatal en agosto del 2013 como
secretario de Desarrollo Social, sustituyendo a Marcelo Montiel Montiel, llegó
con la espada desenvainada: lo primero que hizo fue despedir a más de 150
empleados en la dependencia, con el poco tacto y la insensibilidad de no
avisarles de manera oficial.
Algunos
se encontraban en comisión, realizando labores fuera de la capital y cuál fue
su sorpresa cuando al regresar a la capital Xalapa, se encontraron con que ya
los habían “renunciado” de sus cargos. Nadie les había dicho el motivo ni una
razón de peso para argumentar el término de la relación laboral; sencillamente
estaban fuera porque sí.
No fueron
pocas las quejas e inconformidades que en ese momento se desataron, pues de
buenas a primeras la salida de Marcelo y la llegada del famoso “Cisne”, había
sido una catástrofe para su vida profesional.
Quien
atendió las demandas fue el entonces subsecretario de Desarrollo Social,
Vicente Benítez González, quien protegió a la gente de Montiel y dijo que nadie
sería cesado de su trabajo. Esto lo enfrentó con Silva Ramos, quien insistía en
correr a decenas de personas por el simple hecho de que no los conocía.
El
desencuentro duró un par de días más, pero finalmente prevaleció la influencia
de Vicente Benítez dada su cercanía con el gobernador, y predominó su
protección a los empleados despedidos.
Quien
tuvo que tragar sapos fue Silva. Esto incluso le valió que a Benítez se ganara
la simpatía, respeto y acercamiento con el grupo Coatzacoalcos que encabeza
Marcelo Montiel, quienes lo arropan en el distrito de los Tuxtlas (distrito por
el que busca ser diputado) con la creación de un periódico llamado “Nuestro
Diario”. Otro proyecto (fallido) entre el grupo Coatza y Benítez fue un periódico
en Cosoleacaque llamado “El Democrático”, que cerró tiempo después.
Tanto
Vicente como Silva son gente muy cercana al gobernador. A Vicente se le
recuerda como uno de los coordinadores y enlace con medios de comunicación en
la campaña del candidato Javier Duarte de Ochoa, despachando en una oficina
ubicada en la Torre Ánimas. Otros coordinadores eran la ex vocera Gina
Domínguez y el empresario Othón González.
Vicente
también fue tesorero en la Secretaría de Finanzas y su salida de dicho cargo se
dio con el escándalo de los 5 millones de pesos incautados en un avión
propiedad del Gobierno de Veracruz que había aterrizado en Toluca, donde el
portador era precisamente Benítez. Leal al gobernador, Benítez renunció, pero
no tardó mucho en regresar a la administración estatal como oficial mayor en la
Secretaría de Educación de Veracruz (SEV).
De Silva
se conoce públicamente que la relación con Duarte de Ochoa viene desde que
ambos trabajaban para Fidel Herrera; que incluso el tuxpeño llegó a ser jefe inmediato
del hoy mandatario por Veracruz. De ahí su lazo cercano y su relación con el
ahora cónsul en Barcelona.
Silva en
realidad aún no tiene un presencia fuerte en el estado, aunque es uno de los
aspirantes para suceder a Duarte de Ochoa en la gubernatura. Su zona de
influencia siempre ha sido Tuxpan, donde incluso llega a quitarle el control al
panismo que durante años había sido la fuerza política dominante en la zona.
Silva fue
de los fidelistas que brillaron menos en un inicio del Fidelismo (se dice que
por grillas internas, sabedores de su capacidad); tuvo cargos poco relevantes y
desde un inicio fue enviado al norte del estado con la misión de convertirse en
el jefe político de esa región, lo que ha logrado más o menos, pues prevalecen
señalamientos de endeudamientos millonarios en el ayuntamiento tuxpeño que
nadie parece ver.
Su
oportunidad llega como candidato a la diputación federal, primero pasando por
la Secretaría de Desarrollo Social (donde estuvo sólo un par de meses y nunca
hizo empatía), para luego asumir la Coordinación General de Comunicación
Social, en sustitución de Gina Domínguez Colío, donde comenzó a placearse con
periodistas por todo el estado y filtrar a unos privilegiados que era parte de
un proyecto para la sucesión gubernamental.
Estando
pocos meses en el cargo, nuevamente renunció y fue ungido como candidato del
PRI a la diputación federal. Se recuerda que en un evento, ya en plena campaña,
daba señales de que su proyecto sólo sería un trampolín para asumir otra misión
en poco tiempo: ante los presentes (maestros de la Sección 32 del SNTE) dijo
que nunca había querido ser alcalde de Tuxpan, y sin embargo lo fue; que nunca
quiso ser candidato a la diputación federal, y no obstante lo era; que tampoco
quería ser gobernador.
Como
diputado federal, Silva fue quien encabezó muy tempranamente la guerra con el
panista Miguel Ángel Yunes Linares, lo que valió las críticas de la prensa al
lamentar que un asunto tan doméstico y personal como es el pleito entre los
Duartistas/Fidelistas y los Yunistas fuese llevada a la máxima tribuna
legislativa, habiendo asuntos más importantes por atender en Veracruz.
Otra de
las misiones de Alberto era que tenía que convertirse en presidente de la
Comisión de Desarrollo Social, que ya se daba como un hecho en Veracruz, pero
algo salió mal en el Altiplano y le dieron la presidencia de la Comisión de
Población, que difícilmente se ve que convoque a sesiones constantes, por su
ahora encargo como presidente del PRI estatal.
De hecho,
Silva asume en medio de una fuerte polémica: con un PRI dividido, señalado como
una imposición innecesaria e incluso hay quienes se atreven a pensar que el
nuevo encargo es el “Plan B” para placear y promover la imagen de Alberto por
todo el estado con miras a la gubernatura, con el pretexto de elegir a los
mejores candidatos a las diputaciones locales. Que el plan original era
precisamente la Comisión de Desarrollo Social, donde Silva se “treparía” a los
programas como la entrega de pantallas de plasma del gobierno federal (que ha
funcionado perfectamente) con el asunto del apagón analógico.
Ya
alejado el conflicto Yunes-Herrera-Duarte de la Cámara de Diputados (y con el
exilio de Fidel en tierras catalanas), Silva nuevamente encabeza la embestida
contra su “enemigo” Miguel Ángel Yunes Linares desde la presidencia del Comité
Directivo Estatal del PRI, y nuevamente con la espada desenvainada.
Ahora el
nuevo frente es la repentina detección de “aviadores” en la SEV, dependencia de
la cual serán cesados según anuncio del gobernador Javier Duarte de Ochoa el 19
de octubre. Para variar, el asunto --ahora resulta-- es culpa del enemigo
número uno de los Duartistas/Fidelistas y el estandarte lo lleva Silva Ramos
como parte de la estrategia para que el tuxpeño aparezca en la agenda política
y su nombre comience a conocerse.
Lo que
ahora se aprecia es un aparente nuevo desencuentro pasional entre Silva y
Vicente Benítez, pues éste último --en su calidad como Oficial Mayor de la
SEV-- prácticamente descalificó la lista al decir que no era oficial… ¿Será que
nuevamente habrá pleito por demostrar quién es el favorito de Duarte?
De hecho,
Benítez, en su calidad de Oficial Mayor podría ser afectado por ser uno de los
tantos funcionarios que casualmente no vio las miles de plazas “aeroportuarias”
que existen la SEV o incluso ser el héroe de la película por cesar a todos esos
“villanos” que cobraban en la nómina magisterial sin merecerlo.
Quien
pidió prudencia fue el líder magisterial Juan Nicolás Callejas Arroyo, ante la
filtración de los nombres. El maestro pidió que los presuntos involucrados sean
llamados y demuestren si están trabajando.
Y es que
por el pleito verdulero entre los Duartistas/Fidelistas y los Yunes, están
usando nombres de terceras personas, exhibidas por una bronca personal que han
llevado al plano político.
Así el
nivel de los “estadistas” en Veracruz: llevándose entre las patas a terceros
por los obcecados por el poder… y el amor a Duarte.