A su vez, Budapest
anuncia que extenderá hacia su frontera con Rumanía la valla levantada en su
límite con Serbia para detener la entrada de refugiados
EFE / Fotos: AP y
Reuters / Excélsior
RÖZKE, 15 de
septiembre.- El Gobierno húngaro
declaró hoy el "estado de crisis"
en dos provincias meridionales fronterizas con Serbia por la
llegada de miles de refugiados en las
pasadas semanas, y anunció que extenderá
hacia su frontera con Rumanía la valla levantada en su límite con Serbia para detener
la entrada de inmigrantes.
La medida de la declaratoria de emergencia fue anunciada a
la prensa en la ciudad de Szeged por el portavoz del Gobierno,
Zoltan Kovacs, después de una reunión del Consejo de Ministros.
Hungría selló ayer su frontera a los refugiados y a partir de hoy aplicará
una draconiana legislación que establece penas de hasta tres años de cárcel por
entrar en el país de forma ilegal.
“La situación es imposible", indicó Kovacs, y aseguró que serán
tramitadas todas las solicitudes de asilo.
Agregó que los refugiados, "en contra de todo protocolo
internacional", deciden por sí mismo a dónde quieren ir.
La posibilidad de declarar el "estado de crisis" se debatió en una
reunión del Ejecutivo de hoy, día en que entraron en vigor las leyes que
endurecen las penas por entrar de forma ilegal en el país.
El estado de crisis durará medio año (con la posibilidad de prologarlo) y en
esos seis meses el Gobierno puede intensificar los controles fronterizos, y la
Policía y el Ejército asumir las tareas de registrar a los solicitantes de
asilo.
Por otra parte, las autoridades podrán utilizar inmuebles y bienes muebles
estatales o de los ayuntamientos locales en las zonas fronterizas para instalar
allí, por ejemplo, centros de registro.
“Si no creamos un sistema en el trato de la situación, no podremos controlar
los procesos. Es de interés de los verdaderos refugiados que entren en la Unión
(Europea) de una forma regularizada", enfatizó Kovacs.
Polémica por trato a refugiados rechazados
Budapest ya había anunciado que los refugiados cuyas solicitudes de asilo se
rechacen, serán devueltos a Serbia, un país que Hungría considera como seguro.
Sin embargo, Belgrado anunció hoy que no aceptará el retorno de los
demandantes de asilo que dicte Budapest.
La gran mayoría de los más de 200 mil refugiados que las autoridades
húngaras han interceptado en lo que va del año, entraron en el país desde
Serbia.
Por su parte, Ernö Simon, portavoz de la oficina húngara de la Agencia de
Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), recalcó que esa organización no
considera "ni a Serbia, ni a Macedonia ni a Bosnia como terceros países
seguros".
Respecto a la agilización de los trámites, Simon explicó que la "ACNUR
pide que no haya automatismos en los procesos. Todos tienen derecho a ser
tratados de una manera justa".
Entran en vigor leyes contra migrantes
A las 00.00 hora local de este martes (22.00 GMT) de ayer entraron en vigor
en Hungría unas leyes que prevén penas de hasta tres años de cárcel por cruzar
la frontera húngara de forma ilegal, y de hasta cinco años si la persona entra
al país armada o causa daños a la valla instalada a lo largo de la delimitación
con Serbia.
Las nuevas disposiciones abren además la posibilidad de declarar el
"estado de crisis".
Kovacs anunció también que se crearán dos zonas de tránsito en la frontera,
en las cercanías de Röszke y Tompa, en las que permanecerán los refugiados
hasta que se tramite su solicitud.
Extensión de valla fronteriza
“El Gobierno ha decidido sobre la preparación de la construcción de una
valla en los límites con Rumanía, hasta una distancia razonable, de la frontera
húngaro-serbio-rumana", informó el ministro húngaro de Exteriores Peter
Szijjarto.
La medida es necesaria, agregó, porque la valla ya construida en la frontera
con Serbia podría desviar las rutas de los refugiados hacia Rumanía y de allí a
Hungría.
Por el momento, se trata sólo de los preparativos para luego, en una fecha
no determinada aún, construir una valla, un proyecto que Hungría ha comunicado
a Rumania, indicó Szijjarto.
El ministro no concretó qué longitud tendrá esa valla y se limitó a decir
que, probablemente, se construiría hasta el río Maros, a unos 20 kilómetros de
la frontera con Serbia.
En una primera reacción, Rumania calificó de incorrecta la decisión del país
vecino, de la que se enteró minutos antes de que se anunciase públicamente,
afirma en un comunicado el Ministerio rumano de Exteriores.
Bucarest considera que "el levantamiento de una valla entre dos Estados
miembros de la Unión Europea y que son socios estratégicos no es un gesto
correcto desde el punto de vista político, en conformidad con el espíritu
europeo", añade la nota.