Columna sin Nombre
Pablo Jair Ortega
26 de AGOSTO de 2015
El 23 de abril, a primera hora, elementos de Seguridad Pública sitiaron
el primer cuadro de la ciudad de Coatepec y rodearon el Palacio Municipal. Ahí
mismo, en el cambio de guardia de la Policía Municipal, elementos de la Marina
detuvieron a unos cuantos elementos que tenían en lista. Después de ubicar a
éstos, se retiraron.
El vistoso operativo causó tensión y curiosidad entre los presentes;
ante cualquier eventualidad, algunos padres de familia decidieron acudir a la
escuela primaria Juárez que se encuentra a un costado de la sede del
Ayuntamiento, para sacar a sus hijos.
Pese a lo aparatoso, se trataba de una simple requisa donde la Secretaría
de Seguridad Pública, a través de la Fuerza Civil, se haría cargo de la
seguridad del cafetalero municipio, en ese entonces azotado por la delincuencia
y la escandalosa administración del alcalde Roberto Pérez Moreno, señalado como
autor intelectual del homicidio del tesorero Guillermo Pozos Rivera,
secuestrado el 23 de agosto y encontrado muerto el día 25 por el rumbo de la
comunidad Tuzamapan.
Pérez Moreno, conocido como “Juanelo”, todavía era alcalde, pero en
ningún momento había sido informado de la presencia de la SSP esa mañana del 23
de abril. De hecho, se sabe que llegó a acercarse al Palacio Municipal, pero
prefirió mantenerse a la distancia haciendo llamadas telefónicas.
Pero para darle valor legal a la requisa, prácticamente se obligó al
Cabildo en pleno a que solicitara de inmediato la entrada del Mando Único, pues
Coatepec se quedaba sin vigilancia ya que en ese momento estaban liquidando a
todos los policías municipales, a quienes les daban un cheque y la consigna de
que no hablaran con la prensa.
Al día siguiente, el 24, en un magno evento, el gobernador Javier Duarte
de Ochoa anunciaba la entrada de la Fuerza Civil para tomar control de la
vigilancia en el municipio. A ese evento también trataría de llegar Roberto
Pérez Moreno, pero el presidente municipal fue detenido en un retén por el
rumbo de la zona conocida como La Orduña (en la periferia de la ciudad) donde
le dijeron que no estaba invitado al acto presidido por el mandatario estatal.
Juanelo tenía sellada su suerte.
En los subsecuentes días, la Secretaría de Seguridad Pública, a través
de la Fuerza Civil, ocupaba el municipio y comenzaba el proceso de desafuero
del alcalde Roberto Pérez Moreno, acusado del asesinato del tesorero municipal.
Hasta el día de hoy se desconoce la suerte del edil y si será procesado
legalmente.
El asunto aquí es que un punto muy cercano a la capital veracruzana como
Coatepec, es un lugar estratégico, con muchos escondites y caminos cañeros o
cafetaleros para escondites de facinerosos. También tiene comunicación y salida
a municipios como Jalcomulco, Perote, Coscomatepec, Huatusco, Amatlán y hasta
Córdoba.
Siendo un municipio cercano a Xalapa, se entiende la prioridad de los
órganos de seguridad para instalarse en Coatepec y crear un cinturón a través
de retenes fuertemente armados en los accesos del municipio. Esto sin duda ha
ayudado a que la delincuencia en el cafetalero municipio y la capital se
mantenga alejada y la tranquilidad volviera a la región.
Caso contrario está pasando en Orizaba, donde la delincuencia está
flagelando a la región y es un punto estratégico geográficamente: cercano al
estado de Puebla, cercano a la Ciudad de México, con entradas a la Sierra de
Zongolica, cercano a Córdoba, etc.
No obstante, a la eterna Pluviosilla le dejan que el control de la
Policía lo siga teniendo el ayuntamiento que preside el polémico alcalde Juan
Manuel Diez Francos.
Orizaba es una ciudad que se ha crecido por sí sola, sin pedirle nada a
Xalapa o al puerto de Veracruz. De hecho, gran parte del crecimiento de Orizaba
se debe a la forma tan particular de administrar de Diez Francos, quien ha sido
un alcalde controvertido, pero ha sido calificado como un buen gobernante.
Despreocupado por el dinero, a Juan Manuel Diez sólo se le puede culpar
de lo que se le imputa a la mayoría de los ricos: de ser testarudo y pedante,
pero nadie le puede acusar de no haber hecho algo por su municipio, colocarlo
en el pedestal de una de las ciudades más seguras del país y de convertir a
Orizaba en una ciudad que una vez fue: casi la capital del estado. De hecho, el
único conflicto político en esta zona es de dos millonarios que pugnan por el
poder y el control político: Juan Manuel Diez y Fidel Kuri Grajales, quien
acaba de ser ungido como diputado federal.
También es conocida la “filantropía” del alcalde orizabeño: su sueldo
como servidor público no lo necesita, pues es uno de los hombres más ricos del
estado (y quizás del país), y no duda presumir que su pago como funcionario
público no lo necesita y prefiere donarlo.
Tal vez el alcalde no quiera verlo, especialmente porque Orizaba ha
hecho en los últimos gobierno municipales --influidos por Diez Francos-- una
fuerte inversión el área de seguridad que no se había visto en muchos años,
pero los municipios aledaños como Maltrata y Cuitlahuac se están
convirtiendo en plazas controladas por los criminales y el Mando Único ha
tenido que tomar control de la zona.
Dice un viejo dicho: “Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon
las tuyas a remojar”, y no porque Orizaba o Juan Manuel haya hecho un mal
papel, sino porque no puede quedar excluido del control del estado ni pensar
que ingenuamente la ciudad puede quedar exenta de la presencia de malandros.
No obstante, llama poderosamente la atención que en Orizaba no se
obligue (como sí se hizo en Coatepec) o negocie entregar el control de la
vigilancia al Mando Único coordinado por el Gobierno de Veracruz y fuerzas
federales.
Hace poco, en un desayuno con mujeres periodistas, un alto funcionario
del Gobierno de Veracruz confesaba que la plaza más difícil por combatir era
precisamente Orizaba, pero que no iba dejarse vencer.
Lo que no especificó es si por la fortaleza del Cártel que controla la
región o la terquedad del alcalde, quien sabe ganar elecciones y a lo mejor por
eso prefieren que haga lo que quiera y siga manejando la ciudad a su antojo,
como la propuesta de colocar una estatua en honor a Porfirio Díaz, que
históricamente es una patada en los huevos al priismo tradicional
revolucionario en Veracruz.
Basta recordar el mismo episodio en el municipio de Veracruz, donde el
entonces alcalde panista José Ramón Gutiérrez de Velasco (2000-2004) dijo que
colocaría una estatua dedicada al viejo dictador por haber sido el creador de
la zona portuaria. La contestación vino directamente del gobernador Miguel
Alemán Velasco, quien le prohibió la instalación y argumentó que Díaz había
mandado matar a su abuelo, el general Miguel Alemán González, en los tiempos de
la revolución.
Pero todo sea por los votos para la nueva y pragmática clase gobernante.
Y si Juan Manuel es capaz de ganar elecciones en pocos días y arrasar sin problema
a cualquier contendiente político, le dejarán hacer lo que sea, hasta hablar de
las devaluaciones del peso frente al dólar y de que le valga lo que digan los
políticos con respecto al monumento a Porfirio Díaz.
Así que… ¡Porfirio, levántate y anda en caliente! ¡Te lo pide Juan
Manuel Diez Francos!