Testimonio de una víctima de acoso en ADO
Por Billie J Parker
Palabra de Mujer (Columna)
¡Advertencia! Tu hija, hermana o madre pueden
sufrir, o han sufrido acoso y agresión sexual al viajar en ADO. Es importante
que sepas que es tierra sin ley. El Diagnóstico sobre Violencia hacia Mujeres y
Niñas, reporta que más del cincuenta por ciento han sido violentadas en el
transporte público. “Googlea” el tema de acoso o agresión en ADO y te darás
cuenta de la grave omisión de la empresa para que las mujeres viajen con
seguridad.
El tema lo abordo de manera radical porque así
deben visibilizarse los indignantes mecanismos de control machista sobre las
mujeres. Desde el agresor sexual directo hasta los choferes, autoridades,
empresas de autobuses o taxis, los policías y ministerios públicos, líderes de
transporte público. Lo más infame es el aval de las mujeres patriarcales que
insultan a quien lo denuncia. Esta es la
historia de una víctima en el ADO que retrata el escenario de inseguridad
“Un apretón en mi glúteo me despertó, sabía que
podía estar en riesgo y decidí permanecer inmóvil y evaluar la situación, sentí movimientos bruscos al lado
mío, mi cara estaba hacia la ventana y no tenía una idea de lo que sucedía”, me
narra una joven víctima del incremento de abusadores sexuales en el ADO.
“La pierna del hombre que estaba al lado mío
tocaba mi pierna, fingí roncar, poco a poco sentí que una mano tocaba mi pierna
despacio y luego fuerte, sentí algo caliente y me llené de asco y enojo, giré
bruscamente y el tipo se paró muy rápido, venía tocándose, sólo se cubrió con
su chamarra y avanzó rápidamente hacia atrás, diciendo ¡perdón! ¡Perdón!”.
Enojada e indignada la joven fue tras él, que se sentó en el
último asiento para reclamarle…Ningún pasajero la apoyo. “Caminé hasta donde se
encuentra el conductor y de forma tranquila intenté explicar para no distraerlo
mientras manejaba, él me dijo que esperaría a la próxima caseta y pediría el
apoyo de la Policía Federal”.
Llegaron a Huamantla, donde se encontraba una
patrulla de la Policía Federal, se bajó el conductor y el sujeto de aproximadamente 45 años, “yo
me traté de acercarme rápido para explicar la situación, sin embargo se me
dificultaba hablar porque tenía un temblor espantoso en todo el cuerpo, supongo
que del frío o el enojo, me identifiqué
con los oficiales y expuse la situación. El copiloto se bajó de la patrulla y
me “jaló” para hablar conmigo y el otro se quedó con el conductor y el
individuo”. El oficial se justificó para no actuar porque “lamentablemente las
leyes eran así, que como íbamos en movimiento, tendría que denunciar en Apizaco
o Perote y que sería muy tardado, porque tendrían que investigar a que
Ministerio público le corresponde la denuncia, y él recomendaba esperar a
Cdmx”.
El sentimiento de indefensión envolvió a la
joven que no tuvo claridad de cómo proceder, se sintió desubicada “con
necesidad de alguien mayor que me pudiera ayudar, es tonto tengo 24 años pero
era una situación desconocida y grave para mí…me encontraba sola y con miedo”.
Aun así la joven logró tomar una foto del depravado sujeto que radica en Xalapa
Veracruz, identificado como trabajador de la SEV, El oficial que le enseñó la
credencial, del número de patrulla 11628, pidió que no mencionara su omisión.
“Nunca me he sentido en desventaja o débil por
ser mujer, me sentía impotente de saber que no podía hacer mucho al respecto,
que llegando a México tal como lo dijo P.F. me dirían que eso no corresponde al
M.P. de allá, ¿cómo iba a denunciar? Si cuando bajé del bus, el tipo se quedó
en espera de una maleta que resultó ser una bocina negra un poco larga, el
conductor se acercó y me dijo y siempre ¿qué va hacer? Le dije que denunciar”.
El tipo se atrevió a pedir disculpas por masturbarse mientras dormía como acto
de buena fe. “Pensé… Pudo haber sido mi hermanita, u otra menor, que por miedo
no dijera nada, puede ser que en cada uno de sus viajes haga lo mismo, que
tenga contacto con menores y se comporte así”.
El diagnostico de las agresiones a mujeres y
niñas reporta como más comunes: las miradas lascivas, 90 por ciento de
casos: 80 por ciento de silbidos; 70 por
ciento de agresión sexual verbal y 65 por ciento de contacto físico, lo que
implica un alto grado de violencia sexual hacia la mujer. En todos los casos el
ADO y las autoridades han sido omisas fomentando la impunidad y la repetición
del delito
La joven compartió su experiencia en una red
social para visibilizar el suceso. No tardaron en reportarla como spam.
Mientras estuvo publicada recibió apoyo moral de amigos y familiares, sin
embargo conocidos del agresor respondieron con críticas, señalamientos y hasta
amenazas de demanda por exhibirlo.Lo más patético provenían de mujeres.
“¿Nunca sufrieron de acoso? ¿Sabrán de las
violaciones, desapariciones y muertes brutales en la entidad? Porque yo sí, sé
de amigas que se quedaron calladas, porque sufrieron una violación y su mamá
nunca les creyó, de compañeras de mi propia Universidad que desaparecieron y
luego fueron encontradas sin vida y con signos de violación y tortura, de
amigas que estuvieron amigas que estuvieron muy graves en el hospital porque
atentaron contra su vida, poniendo droga en su bebida y tratando de abusar de
ellas, de compañeras a las que siguieron saliendo del trabajo y pensaron que no
volverían a casa”, cuestionó.
La chica lloró desconsoladamente, “no por mí,
por todas las atrocidades que pasan y se vuelven normales, por la forma en que
se condena a una víctima de un hecho brutal y se protege y justifica a un
agresor, me preguntaron si acaso no me daba pena ofender a tan respetable
persona, pues no, no me parece bochornoso...Bochornoso es encontrarte con una
sociedad machista, que recrimina, señala y agrede el hacer público un acto de
abuso, porque necesitas morir, desaparecer o sufrir una violación para que te
digan y ¿Por qué no habló? ¿Por qué no pidió ayuda? Cuando en la realidad se
actúa con doble moral”.
“Detallo lo sucedido, porque yo no tuve ninguna
culpa, porque los comentarios ofensivos no me hicieron borrar mi publicación,
en ningún momento me retracto porque es la verdad, concluye la víctima de un
sistema.
En 2016 en Xalapa, Organizaciones Civiles y
Yadira Hidalgo González, Directora del Instituto Municipal de las Mujeres,
solicitó reunión con directivos del ADO por la alta incidencia de casos. Solo le otorgaron una cita, sin mayores
consecuencias, evidenciando que no existe voluntad de resolver los abusos
sexuales en esa empresa.
Las activistas propusieron la proyección de un
video durante los trayectos, capacitación a los operadores de las unidades y el programa de compañera de viaje, que
implica un alto costo para las mujeres. Según el ADO las mujeres no hacían uso
del mismo. Y es que las mujeres deben pagar extra por estar protegidas en el
ADO y no todas pueden.
Si el poder legislativo Incrementara sanciones,
abatiera la impunidad castigando a los que avalan las agresiones sexuales,
empresas y autoridades, otra sería la historia.