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Ana Gabriela Guevara comiendo en lujoso restaurante de París. Foto: Redes[/caption]
La crisis en el deporte mexicano no es resultado de un único factor, sino de un entramado de corrupción estructural y falta de transparencia que ha permeado a todas las instituciones encargadas de su desarrollo. Aunque la CONADE ha sido el foco de muchas críticas, la problemática va mucho más allá, afectando desde la selección de atletas hasta la distribución de recursos, debilitando así las posibilidades de que México se destaque en el ámbito deportivo internacional.
Casos como el de Osmar Olvera ilustran perfectamente esta situación. A pesar de sus destacados logros, como la obtención de medallas de plata y bronce en los Juegos Olímpicos de París 2024 en clavados sincronizados e individual, respectivamente, Olvera ha recibido un apoyo económico mínimo. En los últimos cuatro años, su beca deportiva ha sumado apenas 158 mil pesos, una cantidad insuficiente para cubrir las necesidades básicas de un atleta de élite. Esta situación no solo refleja el abandono económico al que están sometidos los deportistas, sino también cómo las estructuras institucionales fallan en brindar el apoyo necesario para que los atletas se desarrollen plenamente.
Kevin Berlín, otro clavadista de renombre que clasificó al Campeonato Mundial de Fukuoka en dos pruebas, también enfrenta dificultades económicas. Actualmente se encuentra sin su beca de la CONADE y se ha visto obligado a vender café artesanal para continuar con su preparación. Estos esfuerzos, que deberían ser respaldados por las instituciones, terminan recayendo únicamente en los propios atletas, quienes deben buscar alternativas para financiar sus carreras.
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Equipo de natación artística con trajes de mariposa, foto de transmisión de Claro Sports.[/caption]
El equipo de natación artística, liderado por Nuria Diosdado, ha enfrentado una lucha constante por recibir los apoyos necesarios para competir a nivel internacional. Debido a conflictos internos en la Federación Mexicana de Natación y la intervención de un Comité Estabilizador, las nadadoras no recibieron sus becas ni viáticos durante semanas, lo que las obligó a vender trajes de baño para cubrir sus gastos. Esta situación evidencia la falta de protección y apoyo institucional.
La crítica no se limita a la CONADE. La corrupción y falta de transparencia también se extienden al Comité Olímpico Mexicano y otras federaciones deportivas. La selección de atletas, que debería basarse en el mérito y el rendimiento, está frecuentemente marcada por el "dedazo" y decisiones arbitrarias. Estas prácticas no solo afectan la moral de los atletas, sino que también minan la confianza en las instituciones que deberían velar por el desarrollo del deporte en el país.
La directora del Comité Olímpico Mexicano, junto con otros dirigentes, ha sido señalada por manejarse con poca transparencia y tomar decisiones que benefician a ciertos grupos o intereses particulares. Este tipo de prácticas son un reflejo de cómo la corrupción se ha infiltrado en todos los niveles de la estructura deportiva en México.
El caso del equipo femenino de tiro con arco en los Juegos Olímpicos de París 2024 también resalta estos problemas. Aunque lograron una histórica medalla de bronce, las arqueras, como Ana Vázquez y Ángela Ruiz, han señalado que lo hicieron con el mínimo apoyo indispensable. Vázquez fue clara al afirmar que no agradece por recibir "lo mínimo indispensable", mientras que Ruiz destacó que, con una mejor inversión en el deporte, México podría acumular aún más triunfos en disciplinas como el tiro con arco.
Alejandra Valencia, la experimentada arquera y líder del equipo, subrayó la necesidad de un proyecto sólido que fortalezca el deporte desde la base. Aunque se mostró satisfecha por la medalla de bronce, lamentó no haber logrado el oro, argumentando que con una estrategia enfocada y un apoyo real, los resultados serían más consistentes y se evitaría que los atletas "batallen" como lo hicieron en París 2024.
Estos casos reflejan un problema sistémico en el deporte mexicano. La reciente propuesta del gobierno mexicano de otorgar incentivos económicos para los atletas que ganen medallas en los Juegos Olímpicos de París 2024, con premios de un millón de pesos por una medalla de bronce, dos millones por una de plata, y tres millones por una de oro, es un paso en la dirección correcta, pero llega demasiado tarde. El apoyo económico y emocional que los atletas necesitan no se puede limitar a recompensas posteriores a las competencias. Lo crucial es que estos recursos y motivación se brinden desde el inicio, durante la formación y preparación, para que los atletas puedan enfocarse plenamente en su rendimiento.
Estos incentivos no son suficientes para subsanar las deficiencias estructurales ni para compensar lo que no se logró debido a la falta de apoyo durante el proceso de desarrollo de los atletas. Sin un sistema que garantice un respaldo constante y justo desde las etapas iniciales de sus carreras, los deportistas mexicanos seguirán enfrentando barreras que limitan su potencial y que, en última instancia, afectan el rendimiento del país en el escenario internacional.
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