Por: HUGO FIDEL MORALES
A pesar de las diferencias económicas entre México y Cuba, es en el ámbito deportivo donde el contraste se hace más evidente. Mientras México lucha por sobresalir en competencias internacionales, a menudo sin éxito, Cuba ha logrado posicionarse como un referente en el deporte, no por su poder económico, sino por un sistema que prioriza la accesibilidad y la justicia en la práctica deportiva.
El deporte en Cuba está profundamente arraigado en la cultura y es accesible para todos, tanto para los atletas como para los espectadores. En lugar de depender de grandes empresas o intereses comerciales, el sistema deportivo cubano se centra en el desarrollo humano y en la búsqueda de la perfección, una filosofía que resuena con la antigua concepción griega del deporte como un símbolo de civilización y un componente esencial de la educación.
En contraste, el deporte en México refleja una dinámica social marcada por la dominación comercial y monetaria. El fútbol, el deporte más seguido en el país, es un ejemplo claro de cómo los intereses privados han superado los valores colectivos. A pesar de ser una de las economías más grandes del mundo, México ha sido incapaz de traducir esa ventaja económica en éxito deportivo en torneos internacionales. Esto pone de relieve cómo la concentración de la riqueza y la desigualdad impactan en todos los aspectos de la vida, incluido el deporte.
En México, la concentración de la riqueza es notable; en 2021, el 3.3% de la población acaparaba una parte desproporcionada del patrimonio nacional, mientras que la mitad del país vive en condiciones de pobreza. En este contexto, el deporte queda relegado a un segundo plano, con la mayoría de la población más preocupada por llegar a fin de mes que por practicar alguna actividad física. Esto se agrava con un sistema alimentario donde lo rápido y barato prevalece, perpetuando una cultura de inactividad física.
El organismo encargado de promover el deporte en México, la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE), se ha mostrado ineficaz frente a los desafíos que enfrenta el país. Recientemente, se han denunciado irregularidades en procesos de selección para representar a México en competencias internacionales, como lo hizo Carolina Mendoza, seleccionada olímpica de Tokio 2020. Estos problemas son sintomáticos de un sistema deportivo que está más enfocado en intereses económicos que en la promoción del talento y la excelencia deportiva.
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