Edson Arantes Do Nascimento, mundialmente conocido como Pelé, murió a los 82 años.
Nació el 23 de octubre de 1940 en Tres Corazones, Mina Gerais, Brasil, y comenzó su carrera en el Santos. Debutó en el Peixe con apenas 15 años, marcando un gol en el estreno oficial.
Desde chico se notaba su talento, pero pocos pensaban que llegaría a ser el jugador que fue, sobre todo por su condición física: los entrenadores lo veían muy endeble, muy liviano para poder jugar en el fútbol profesional.
De a poco se fue fortaleciendo en el aspecto físico y a medida que crecía su contextura, también lo hacía su juego. Debutó en el Santos en 1956 y en 1957 fue goleador del torneo Paulista, con 41 goles en 38 partidos.
A nivel país, su explosión llegó en el Mundial de 1958, cuando Brasil logró su primera Copa del Mundo. Pelé, como todos los brasileños, tenían la espina clavada por el Maracanazo de 1950, cuando la verdeamarela perdió de local la final con Uruguay.
Viendo a su padre y a sus familiares cercanos devastados por esa derrota, el joven Pelé, de 10 años en ese momento, le prometió a su papá: “Voy a ser jugador de fútbol y voy a ganar un Mundial”.
En Suecia, se perdió los primeros partidos por una lesión en la rodilla. Pero se mostró en toda su dimensión cuando le tocó jugar a partir del tercer partido frente a Rusia, el último encuentro de la fase de grupos. A los 17 años se consagró campeón del mundo mostrando su habilidad y capacidad goleadora: en ese entonces ya todos hablaban de él.
Luego, también se consagraría en la Copa del Mundo de Chile 1962, donde una lesión le impidió estar presente en la mayoría de los partidos, y en México 1970, el último Mundial que jugaría, donde se lo vio en todo su esplendor. En el Santos de Brasil estuvo hasta 1974, y a partir de 1975 seguiría su carrera en el Cosmos de Estados Unidos, hasta su retiro.
Con la Selección de Brasil jugó 112 partidos, entre oficiales y no oficiales, y marcó 95 goles.
Entre sus logros a nivel clubes se destacan, además de los torneos locales con Santos, dos Copas Libertadores y dos Intercontinentales.
Pelé fue sin dudas el mejor jugador del mundo de su época. Para muchos, el mejor de la historia, aunque la subjetividad en este punto termine en una eterna discusión futbolera para determinar si fue mejor que Maradona, Messi, Di Stéfano o Cruyff.
Lo cierto es que O Rei fue un jugador incomparable, habilidoso, de exquisita pegada, goleador, gran cabeceador, y muy fuerte para enfrentar a rivales que buscaban, directamente, sacarlo de la cancha, en tiempos donde no había cambios, tampoco amarillas y muy pocas cámaras de TV que registraran los maltratos que los futbolistas distintos sufrían dentro del campo de juego.
Luego de su retiro siguió vinculado al deporte y al fútbol, pero no como entrenador. Lo nombraron Ministro de Deportes de su país, embajador de Unicef, colaborador de la FIFA y asesor ejecutivo del Santos, entre otros cargos. En el año 1980 lo nombraron el “Futbolista del Siglo” y en el año 2000 ocupó el segundo lugar como deportista del siglo por detrás del boxeador Muhammad Alí.
La cantidad de goles que marcó sigue siendo tema de debate: algunos hablan, entre partidos oficiales y no oficiales, de 1.282. Una cifra abrumadora. Otros, sólo suman los oficiales, y cuentan 767.
A la edad de 82 años, la leyenda del fútbol mundial perdió la vida tras sufrir de cáncer.
De algo no hay dudas: Pelé fue O Rei, uno de los mejores exponentes del fútbol que desde Sudamérica cautivó a todo el mundo.
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