Rúbrica
Debilitar
al sistema electoral
Por
Aurelio Contreras Moreno
Como si no fuera suficiente el desprestigio
que arrastran las instituciones electorales de nuestro país, en buena medida
gracias al golpeteo que les aplican los propios partidos políticos, pareciera
que el mismo órgano central, el Instituto Nacional Electoral, quiere darles la
paletada de tierra que termine de enterrarlos.
Esta semana, el Consejo General del INE
discutirá la designación de los nuevos consejeros que ocuparán las vacantes
existentes en los Organismos Públicos Locales Electorales de los estados de
Aguascalientes, Baja California, Chihuahua, Coahuila, Durango, Hidalgo,
Nayarit, Puebla, Quintana Roo, Tamaulipas, Sinaloa, Tlaxcala y Veracruz. Y por
lo menos en el caso de esta última entidad, quienes se perfilan para esos
espacios no garantizan profesionalismo ni capacidad para desempeñar dicha labor.
En el dictamen de la Comisión de Vinculación con
los OPLEs del Instituto Nacional Electoral que se someterá a discusión del
Consejo General, se propone que en los dos espacios vacantes en el OPLE del estado
de Veracruz sean designados Quintín Antar Dovarganes Escandón y Mabel Aseret
Hernández Meneses. Ambos, actuales integrantes de la burocracia electoral. Los
dos, con trayectorias mínimas en la materia comicial.
Quintín Antar Dovarganes Escandón se desempeña
en este momento como integrante del Consejo Distrital del INE en Orizaba y en
2017 fue presidente del Consejo Municipal del OPLE en la misma ciudad. Su
experiencia en el tema electoral se reduce a la integración de órganos
temporales durante proceso electivo. El resto de su trayectoria laboral la ha
desarrollado como abogado litigante y asesor jurídico en la iniciativa privada,
como oficial del Registro Público de la Propiedad y como profesor de inglés.
Cuando fue investido como presidente del
Consejo Municipal del OPLE en Orizaba en 2017, Dovarganes Escandón fue exhibido
como simpatizante del PRI por sus publicaciones en redes sociales, por lo que
su imparcialidad fue cuestionada por los partidos políticos.
El caso de Mabel Aseret Hernández Meneses es
todavía peor. No ha ocupado un solo cargo en áreas directivas sustantivas en el
INE, en cuyas oficinas centrales lleva trabajando menos de dos años, durante
los cuales fue auditora senior durante dos meses y medio para después ubicarse
como jefa de Departamento de Gestión del Conocimiento e Innovación, donde
permanece hasta ahora. Antes, se desempeñó en la docencia y la investigación de
temas ambientales.
El dictamen de la Comisión de Vinculación con
los OPLEs, que tendrá todavía que ser avalado por el Consejo General del INE,
revela una muy riesgosa ausencia de rigor para elegir los perfiles de quienes
integrarán los organismos que tendrían que brindar certeza en su organización y
desarrollo a los procesos electorales en los estados y municipios en los años
por venir. Máxime en momentos en que se cuestiona fuertemente su misma
existencia.
A menos, claro, que la idea sea desaparecer
en el corto plazo los organismos electorales de los estados y centralizar la
organización de los comicios locales y federales en el INE, cuya propia
viabilidad está siendo puesta en entredicho por quienes tomarán el poder a
partir del 1 de diciembre.
Debilitar al sistema electoral de nuestro
país en medio del advenimiento de un régimen que, de por sí, casi no tendrá
contrapeso alguno, no es una buena noticia para la democracia. Por el
contrario, puede alentar tentaciones autoritarias que cada vez se disimulan
menos.
Twitter: @yeyocontreras