domingo, 30 de abril de 2023

Narcocorridos | México llora a los muertos de los carteles mientras canta a los narcos: por qué tiene tanto éxito y es cada vez más atrevido este fenómeno

El cantante Peso Pluma es uno de los últimos en sumarse a los narcocorridos. Su éxito lo llevó hasta el show de Jimmy Fallon. Las alarmantes estadísticas de la violencia en México, atribuida en su mayoría a los narcotraficantes, y las muertes por sobredosis de miles de jóvenes en Estados Unidos, no parecen desanimar a compositores y cantantes de este género.
PRC es la historia de un joven que está orgulloso de transportar “veneno”. Así es como se refiere el cantante Peso Pluma al “polvo, las ruedas y el cristal” que el personaje de su narcocorrido lleva “pa’arriba”.
Polvo, en el argot narco es cocaína, las ruedas son éxtasis y el cristal, metanfetamina. “Pa’rriba” se sabe que es Estados Unidos.
“Y bien forrados los paquetes van/, Voy pendiente, no puedo fallar’’, canta el joven mientras el video musical muestra a sus compinches acomodando la mercancía en una mesa de una casa llena de humo.
Este corrido tumbado que lleva como título las iniciales de los tres venenos “PRC’’, ha sido reproducido en la plataforma Spotify más de 200 millones de veces. Es una de las canciones más escuchadas en el mundo. Lo que dio motivos a Peso Pluma para anunciar que había superado al “pende… de Bad Bunny”, el famoso cantante de reguetón.
PRC es la reciente incursión, quizás la más atrevida en los últimos tiempos, de un género de narcocorridos “belicones” que pone cada vez más en evidencia en México una cruel ironía, la de un país que llora a sus muertos y a la vez le canta a quien los mata.
“Estas personas famosas no están siendo completamente conscientes de lo que sus acciones pueden implicar o las consecuencias que pueden llegar a tener’’, explicó la socióloga Anel Gómez San Luis, profesora de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Autónoma de Baja California.
“Porque como figuras públicas o como figuras famosas objeto de admiración, pues tienen una responsabilidad hacia un público que los sigue”, agregó.

Las alarmantes estadísticas de la violencia en México, atribuida en su mayoría a los narcotraficantes -80% de los crímenes tiene origen en los carteles, según la fundación Semáforo Delictivo-, y las muertes por sobredosis de miles de jóvenes en Estados Unidos, no parecen desanimar a los compositores de narcocorridos que exaltan el tráfico de drogas y asesinatos de los narcos.

Al contrario, otro de los éxitos de Peso Pluma, en el que encarna a una especie de jefe de seguridad del 'Chapo' Guzmán, sobrepasa también 200 millones de reproducciones en Spotify.
“Cuido la plaza del señor Guzmán / Y al Piyi traigo de anillo de seguridad”, advierte desde un escampado que evoca la sierra de Sinaloa, el antiguo reino del líder del Cartel de Sinaloa condenado en Estados Unidos. El protagonista del video musical está rodeado de vehículos todoterreno y sicarios armados hasta los dientes.
La semana en el que este corrido dedicado a los Guzman pasó la barrera de 200 millones en Spotify, los hijos del narco fueron acusados en Estados Unidos de dirigir una organización que alimentaba a sus tigres con los cuerpos vivos o muertos de sus rivales, según la acusación en el distrito sur de Nueva York.
'Los Chapitos', agrega el documento, utilizaron a enemigos que habían secuestrado para probar la potencia del fentanilo hasta que morían por sobredosis. El fentanilo es un opioide sintético más fuerte que la morfina y que se ha convertido en el principal producto de exportación de esta facción del Cartel de Sinaloa, según la acusación.

El cantante Peso Pluma en Jimmy Fallon

Peso Pluma es el nombre artístico de Hassan Emilio Kabande Laija, un desgarbado joven rebelde de 23 años que se ha convertido en un fenómeno internacional en menos de tres años. Con una voz nasal, brincos cortos de cumbia mexicana y rimas simples, Kabande también le canta a la seducción y al despecho. (Cuando por las noches recordaba todo/ El olor de aquel perfume, sobre todo).

Pero su fuerte son los corridos que muestran sin filtros la rutina clandestina de los narcotraficantes exhibiendo armas, mujeres y automóviles. Kabande no respondió a Univision Noticias para conocer su postura de cómo compagina sus canciones y las estadísticas de la violencia narco en su país.
Sin embargo, en el programa 'Soy Grupero' sorprendió con una confesión. Dijo que sus composiciones son por encargo.
“Simplemente son corridos de encargo… Me voy a quedar bélico”, dijo.
Actualmente el cantante está de gira por Estados Unidos, el país al que su personaje del corrido lleva con éxito el veneno de “muy buena calidad’ y donde más de 107,000 personas murieron de sobredosis por drogas en 2022, incluyendo las ilegales y opioides de prescripción médica.
Los boletos para asistir a los conciertos de su gira "Live in Los Ángeles" van de los 360 dólares a 1800 hasta adelante.
El pasado viernes, Peso Pluma fue el artista invitado al popular show de la television estadounidense The Tonight Show de Jimmy Fallon.
“¿Estoy cumpliendo mis sueños? Más que eso. Estoy teniendo una vida que ni siquiera imaginé. Un cantante de regional mexicano con Jimmy Fallon ¡DESPIÉRTENME!”, escribió Peso Pluma en su cuenta de Twitter.
La popularidad de los narcocorridos es tal que las grandes cadenas de televisión hispanas presentan como invitados especiales a eventos a estos artistas para que interpreten sus éxitos.

“Creo que [el problema] tiene que ver también con una cercanía de que como sociedad cada vez estamos más cercanos al narcotráfico y la cercanía se refleja, por ejemplo, en esto, en los narcocorridos, en las series de televisión”, explicó Gómez.

'¿Van a querer más?'

El primero de mayo de 2015 el Cartel Jalisco Nueva Generación protagonizó una brutal jornada de violencia en el estado que lleva su nombre en respuesta a una operación del gobierno para capturar al jefe de la organización, Nemesio Oseguera Cervantes alias 'El Mencho'.
En una de sus acciones el cartel derribó un helicóptero de la Fuerza Aérea Mexicana en el que murieron ocho ocupantes. Algunos de los policías federales sobrevivientes quedaron desfigurados.
Meses después del ataque empezó a sonar en las emisoras de México el corrido '¿Van a querer más?', del grupo Enigma Norteño.
La canción relata las aventuras en primera persona de un personaje llamado 'El Mencho' que no solo se atribuye el derribo del “boludo”, como se refieren los narcos a los helicópteros, sino que asegura que no le importó.
“Y lo del boludo que tumbé / me viene guango, / tuve mis motivos / con la bronca en Guachinango”, dice.
En lenguaje coloquial “me viene guango” quiere decir que no le importa.
Entonces El Mencho pregunta desafiante en el corrido: "¿Van a querer más? / o les guiso un huevo / ya les quedó claro / que mi power no es un juego./ Yo soy el patrón en la regiónv/ del nuevo cartel generación".

En la introducción del video del narcocorrido se advierte que es una obra de ficción y que los incidentes son producto de la imaginación del autor. Después que el personaje del narcocorrido se jacta del derribo del avión, la advertencia agrega: “Ningún animal fue herido en la realización de este video”.

Los integrantes de la agrupación dijeron que no querían hablar del corrido del helicóptero con Univision Noticias.

Matar al mensajero

Abel Zazueta es un compositor y cantante de narcocorridos del estado mexicano de Sinaloa. Dice que compone canciones desde los 10 años. Los reporteros de Univision Investiga le preguntaron cómo conciliar el dilema de cantar corridos que exaltan las aventuras de narcotraficantes y a la vez presenciar los más atroces crímenes de su violencia.
Zazueta se tomó unos instantes para responder antes de reconocer que algunas veces esa situación lo pone a pensar.
De hecho, dijo, vivió una experiencia en ese sentido que lo afectó directamente.
Contó que un día, durante un receso de un ensayo con su grupo, quedó estupefacto al ver en un noticiero de la televisión mexicana que el narcotraficante a quien justamente le estaba componiendo un corrido en ese momento había sido señalado como el culpable del asesinato de 11 músicos.
“¡Dios guarde!”, recuerda haber exclamado al ver la noticia. “Me dio un poco de miedo, pero más desconfianza que miedo”, dijo. “De hecho agarré el corrido y lo ajusté porque dije un compositor tiene que tener la habilidad […] de saber decir lo que él quiere decir y cambiarlo de una forma que tú no salgas afectado, de que no metas tanto las manos al lodo”, agregó.

Esas relaciones peligrosas de artistas y narcos han dejado un saldo sangriento del que poco se habla o se canta. Desde 2006 al 2023 han sido asesinados 105 músicos gruperos en México, según cifras citadas por medios mexicanos y por el autor del libro 'Que me entierren con narcocorridos', Edmundo Pérez.

Como la mayoría de los casos permanecen en la impunidad no son claros los motivos de los homicidios, pero uno de ellos tiene que ver con la intransigencia de los narcos frente a los gruperos que les cantan a carteles rivales.
“A partir de la lectura de este libro’’, escribió en el prólogo de la obra de Pérez el periodista Ricardo Ravelo, “todo me indica que las relaciones entre artistas y capos derivan en una adicción tan potente como la heroína u otras drogas. En ese mundo hay olor a prostitución, a drogas, a dinero sucio”.

El beso robado

El legendario cantautor mexicano Juan Gabriel pasó un gran susto a raíz de una escapada a ese mundo. El artista, que ya era un ídolo latinoamericano, aceptó en 1989 una invitación para cantar privadamente en el cumpleaños de Gilberto Rodríguez Orejuela, uno de los principales cabecillas del Cartel de Cali en Colombia.
Juan Gabriel estaba entre los baladistas favoritos del capo que cumplía cincuenta años. El de Cali era entonces el cartel de narcotráfico más poderosa del mundo.
Aunque la organización gozaba de cierta protección de autoridades corruptas de Colombia para moverse con relativa libertad, Rodríguez Orejuela afrontaba en ese momento cargos por narcotráfico en una corte federal de Luisiana.

Su hijo Fernando Rodríguez Mondragón recuerda que el espectáculo de Juan Gabriel fue un regalo de cumpleaños de José Santacruz Londoño, otro de los cabecillas de la organización. Santacruz le pagó al artista 130,000 dólares por el espectáculo privado más los gastos de desplazamiento desde Estados Unidos, señaló Fernando.

Juan Gabriel viajó en un vuelo ejecutivo de Miami a Cali, al suroccidente de Colombia, y de allí en helicóptero a una hacienda de los narcos en la vía al mar.
Fernando relató a Univision Investiga que Santacruz, conocido por su sentido del humor, quiso jugarle una broma a su papá en medio de la presentación.
“Le dijo a Juan Gabriel que cuando terminara que la cantara al oído. Que le encantaba esa canción. Y que cuando terminara le diera un beso en la mejilla, que él era muy admirador de él”.
Juan Gabriel siguió las instrucciones.
“Efectivamente le dio ese beso en la mejilla, mi padre pues no sabía que era una broma y se paró y bueno y alegó, insultó al cantante y, bueno, ahí se acabó el show”, anotó Fernando.
Cuando Rodríguez Orejuela intentó agredir al artista, Santacruz le explicó que había sido una broma, pero el capo siguió alterado y los escoltas debieron sacar del lugar a Juan Gabriel.
“Se volvió para México muy nervioso pensando en que iba a ocurrir una tragedia”, agregó Fernando.
La tragedia que temía el artista era que Rodríguez lo mandara a matar, pero el capo no guardó rencor y el incidente se volvió motivo de chistes de Santacruz a su compañero de cartel, recordó un exdirector de seguridad del cartel en entrevista con Univision Investiga.
Esta persona, que pidió que su nombre se mantuviera en reserva por razones de seguridad, relató que había sido testigo de otro espectáculo montado por el Cartel de Cali: la presentación de Celia Cruz en otra propiedad de los narcos.

“Estuve allí y vi cómo se había organizado en una finca cercana, una muy hermosa casa, una selecta concurrencia de unas 100, 200 personas influyentes”, recordó.

De acuerdo con esta fuente la cantante de salsa y los equipos llegaron a Cali en un avión privado, posiblemente un Boeing 727, todo pagado por el cartel.

Juan Gabriel, quien murió en 2016, nunca desmintió la versión del fiasco en Cali, publicada por Fernando en su libro 'El Hijo del Ajedrecista'.

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