*El más grande de la dinastía Acosta
*Apolo, Duende y Ringo siguieron su huella
Por Noé Flores Cortés
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Sin duda alguna, el máximo exponente de la lucha libre en Córdoba fue Marinero Acosta y a 24 años de su partida para ir a luchar a la Arena Celestial, se le recuerda con cariño y añoranza, sobre todo por su legado.
Marinero Acosta pisó las lonas de los cuadriláteros más importantes de México, enfrentó e hizo pareja con los mejores gladiadores del país, se codeó con los grandes como el Santo, el Enmascarado de Plata, Blue Demon y muchos, muchos más.
Triunfo en la Arena México, en la Coliseo, en la Arena Puebla, en Tehuacán y en muchos lugares más de toda la república, donde dejó constancia de su calidad y carisma arriba del ring.
Recuerdo una ocasión cuando fui fundador de El Sol de Tehuacán, se anunció con bombo y platillo la función de lucha libre y el atractivo principal era Marinero Acosta; yo que lo veía seguido en Córdoba, no creí que tuviera tanto éxito allá.
La función fue en la noche, una arena destechada, pero cuando llegué al lugar, sencillamente no podía entrar, era tanta la gente que hacía fila para adquirir un boleto que tuve que identificarme como reportero de deportes de El Sol de Tehuacán para poder acceder al inmueble.
Cuando estuve dentro no podía creer el lleno total, pero mi sorpresa fue mayor cuando apareció en escena Marinero Acosta, la gente coreaba su nombre, le querían de verdad, pues siempre fue todo un profesional que se entregaba en el cuadrilátero.
Alguna vez pregunté cómo nació el nombre de Marinero Acosta y espero no estar errado, pero si lo estoy que me digan; cuando llegó a la ciudad de México, le dijeron que como era su nombre y tras escucharlo, le dijeron que había que cambiarlo y al no haber una respuesta rápida, le dijeron, ¿De dónde vienes?, de Córdoba, Veracruz; ok, entonces podría ser Marinero de Veracruz, pero al señalar él que era de Córdoba, dijeron que Veracruz tenía costa y por ahí surgió el apellido Acosta…
El legado de Marinero lo siguieron sus hermanos, primero Apolo como el gran maestro y promotor, pues fue él quien inició organizando las funciones en nuestra ciudad, pero además él les enseñaba lucha libre a todos los jóvenes; semana a semana, llegaba con su programa a las oficina de El Sol para que le publicáramos, lo cual hicimos siempre con gusto y siempre tuvimos un GRACIAS, de verdad, pero más allá, en Navidad, en época de Día de Muertos o cualquier fecha memorable, Apolo llegaba con un PAN, sí, un pan, su especialidad, envuelto en papel de china y me decía: Noé para que lo disfrutes con tu familia. Lo cual le voy a agradecer toda la vida, pues no es el pan, sino el gesto, ese que hoy ya no existe.
Pero además de Apolo, surgió Duende Acosta y más tarde, el más chavo Ringo, el cual se quedó con la organización de los eventos; la tradición continuó con gladiadores como un Apolo de Oro y después un cordobés no familiar de ellos, se acercó y le pidió a Marinero que le cediera su nombre para honrar la tradición y como lo hizo delante de los hermanos y todos fueron testigos del SI, no hubo objeción y Marinero Acosta junior, hizo una buena carrera arriba del ring.
Han surgido varios gladiadores de la familia, uno de los más destacados del momento, no sólo en Córdoba sino en varios lugares de la entidad y otros estados, es Ringo Acosta junior, aunque inició como Duende Acosta Jr.
Hoy toda la familia luchística recuerda con cariño y añoranza a Marinero Acosta a 24 años de su partida. QEPD.