El ministerio público ha conformado un grupo de fiscales, según publica ‘El Universal’, y ha pedido copias del expediente, que mostró irregularidades y contradicciones
La Fiscalía General de la República reabrió el caso por el asesinato del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio en 1994, según publica el diario El Universal. De acuerdo con la información del periódico, el ministerio público formó un grupo con fiscales y agentes de la policía ministerial para enfocarse en la “investigación exhaustiva de los hechos” ocurridos en Tijuana, Baja California, mientras el candidato del PRI hacía campaña. El político acababa de dar un discurso y caminaba entre la multitud cuando recibió dos disparos. Mario Aburto fue condenado tras confesar el crimen. Sin embargo, el expediente mostró más tarde contradicciones e irregularidades. EL PAÍS se ha puesto en contacto con el Ministerio Público, que no ha confirmado aún la información.
La Fiscalía, a cargo de Alejandro Gertz, asignó el caso al fiscal Abel Galván Gallardo, según fuentes federales citadas por El Universal. Galván Gallardo es el extitular de la Fiscalía Especializada en Delitos de Desaparición Forzada. El grupo de fiscales que encabeza ha encargado la localización de personas de interés para la investigación y ha pedido que se inscriba a las víctimas del caso en el Registro Nacional de Víctimas, según detalla el periódico. También ha pedido copias de las constancias del expediente y ha solicitado a la presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Rosario Piedra Ibarra, copias de las quejas o denuncias de tortura hechas por Mario Aburto.
En 2021, la CNDH pidió que se reabra el caso. La oficina del ombudsman señaló entonces que el presunto asesino fue víctima de torturas por parte de agentes de la propia Fiscalía y de funcionarios de prisiones, e insistió en que el proceso que concluyó en la sentencia de Aburto fue irregular. Antes de eso, una investigación de Mexicanos contra la corrupción había revelado contradicciones en el caso Colosio. La investigación periodística exponía los testimonios inconsistentes que aparecían en el expediente, situaciones de tortura al supuesto autor material del homicidio, presiones por parte de las autoridades y documentos desconocidos que mostraban contradicciones entre algunos de los principales testigos.
Sobre el asesinato de Colosio se ha escrito mucho desde 1994, cuando la entonces estrella emergente del PRI se presentaba como la esperanza del partido. Las teorías conspirativas sobre el papel del Partido Revolucionario Institucional en el magnicidio, las presiones que habrían sufrido los investigadores y los vínculos de unos y otros con el crimen organizado han permeado en la opinión pública. Tanto que esas teorías resultan a veces tan creíbles como la versión de que Aburto es el culpable.