domingo, 29 de mayo de 2022

“Vivimos aterrorizados”: asesinatos al alza desde 2018, extorsiones y la pelea entre dos cárteles asfixian a Celaya

La masacre de 11 personas esta semana es solo el más reciente ejemplo del alza de la violencia en este municipio de Guanajuato, que en los primeros cuatro meses del año registró 153 asesinatos.

Manu Ureste / Animal Político
  Eran las 10:00 de la noche del lunes pasado. Los clientes y las empleadas del Hotel Gala departían tranquilamente mientras tres camionetas con al menos 12 personas armadas avanzaban por la calle Azalea de la colonia Valle Hermoso de Celaya, en Guanajuato. Al llegar al hotel, los hombres amados, supuestos integrantes del Cártel de Santa Rosa de Lima, bajaron de los vehículos y se dispersaron por el establecimiento, así como por un restaurante y otro local contiguos. A continuación, sin mediar palabra, balearon todo lo que tenían delante, masacrando a 11 personas, de las que ocho eran mujeres. Por último, en menos de un minuto, prendieron fuego a uno de los locales y regresaron a las camionetas, culminando así una de las peores masacres recientes en Celaya, municipio que ya en enero de 2021 fue noticia internacional cuando otras nueve personas fueron asesinadas en un funeral.
“Celaya era una ciudad muy tranquila, con mucha industria, por eso llegaron muchas empresas automotrices a establecerse aquí. Pero, a partir del 2020, la violencia se desató muy fuerte. Ahora vivimos aterrorizados”, dice en entrevista ‘Carmen’, integrante del colectivo Proyecto de Búsqueda Guanajuato, quien pidió ser citada con un pseudónimo por temor a represalias. Las cifras oficiales corroboran las palabras de la activista: de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en 2018 se abrieron en Celaya 188 carpetas de investigación por asesinatos. En 2019 fueron 200 y en 2020 comenzó el ‘boom’: 493 asesinatos, 162% al alza. Al año siguiente, en 2021, la cifra bajó a 407, aunque todavía es 116% más que en 2018. Mientras, en este primer cuatrimestre de 2022, ya van 153 asesinatos, casi los mismos de todo 2018. Para dimensionar el tamaño del problema: en 2021, la tasa de homicidios en todo México fue de 22 casos por cada 100 mil habitantes. En Guanajuato, una de las entidades más violentas del país, la tasa ese año fue de 45.77 (2 mil 823 denuncias de asesinato). Celaya, un municipio de poco más de 500 mil habitantes, tuvo una tasa de 77.5 asesinatos, y en 2020 fue de 94.5.
Y no solo los homicidios han ido al alza. También el narcomenudeo se disparó en apenas dos años: en 2021, se registraron 620 denuncias por este delito, un 116% más que en 2018. Asimismo, las denuncias por extorsión también han comenzado a registrar una escalada: si entre 2018 y 2020 apenas se contabilizaron nueve, en 2021 sumaron 56. Y en cuatro meses de 2022 ya van otras 46, aunque se trata de un delito con alta cifra negra, debido a que muchas víctimas prefieren no denunciar por temor a represalias de los agresores. Por ello, es probable que esos datos estén lejos de mostrar el tamaño real del problema, advierten comerciantes con los que platicó este medio. “No hay una tortillería en Celaya que no pague derecho de piso al crimen organizado”, denuncia una de esas comerciantes, quien también pidió anonimato. “Las mentadas cuotas a los negocios están por todas partes”, asegura.

La disputa por “la puerta de oro”

En el contexto de la masacre del lunes en el Hotel Gala, Animal Político preguntó a especialistas en temas de seguridad, activistas y ciudadanos cuáles son los factores que explican el aumento de la violencia en este municipio. En primer lugar, hay que señalar que todo Guanajuato ha vivido un estallido de la violencia, como también lo indican las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI): de 970 víctimas de homicidio en 2015 se pasó a 5 mil 370 en 2020, un aumento de 453% en cinco años. Y en ese estallido, apunta Alejandro Hope, experto en temas de seguridad, ha tenido mucho que ver el huachicoleo —robo y tráfico ilegal de combustible—, la irrupción del Cártel de Santa Rosa de Lima, los enfrentamientos con otros grupos locales que operan como una franquicia bajo las siglas del Cártel Jalisco Nueva Generación, y los enfrentamientos también con las autoridades federales y estatales, especialmente desde la llegada a finales de 2018 del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que vio en el robo de combustible unos de los principales problemas del país. “Toda la zona sur de Guanajuato ha sido la más afectada por el tema del huachicol, en buena medida por la refinería de Salamanca, de la que Celaya está a tan solo unos 45 kilómetros”, plantea Hope, quien señala que el corredor Salamanca-Irapuato es el que más afectado se ha visto, incluyendo a Celaya y otros municipios aledaños como Irapuato, Villagrán y los dos Apaseos (El Alto y El Grande). Y el huachicol, añade el experto, además de la actividad ilícita que supone, fue generando la creación de una “infraestructura” que ha dado pie a otros ilícitos. “Primero empiezan a proliferar las armas de fuego, luego se multiplican las relaciones de complicidad entre policías y grupos criminales, y luego empieza a haber un grupo de personas cada vez mayor con participación en actividades ilícitas. Y todo esto es el motor que impulsa el crecimiento de la violencia”, señala Hope. Agrega que, una vez dados estos elementos, el siguiente paso que se dio fue la disputa entre los diferentes cárteles por hacerse con el control de la zona, como está sucediendo en la actualidad. “El detonador inicial fue el huachicol. Y aunque ahora ya no es el problema principal, generó una espiral de violencia que aún permanece”, dice Hope, quien apunta a “la incapacidad de las autoridades” para resolver el problema como otros de los factores que explican el problema. ‘Carmen’, la activista del colectivo Proyecto de Búsqueda Guanajuato —quien ha padecido en carne propia la violencia en Celaya con la desaparición en 2017 de su hermano—, apunta que, en efecto, el inicio de la pesadilla comenzó con el huachicoleo y la “ordeña” del laberinto de ductos subterráneos de combustible. Aunque, para ella, “la droga ha sido el verdadero parteaguas de esta situación”, aunado a la ubicación estratégica del municipio donde vive, en pleno centro del país. “Por su ubicación, Celaya es un punto muy codiciado para los criminales y el tráfico de drogas. Bien se dice que somos ‘la puerta de oro’ de México, pues Celaya es un cruce que te lleva tanto para el norte como el centro y el sur del país”, explica. Raymundo Sandoval, activista de la Plataforma por la Paz y la Justicia, pone sobre la mesa otro dato: “Celaya es una de las ciudades más importantes del corredor industrial de Guanajuato. Y es también sede de empresas armadoras de automóviles muy grandes e importantes. Y todo esto, aunado a que está tan solo a 20 minutos de Villagrán, uno de los epicentros del Cártel de Santa Rosa de Lima, la ha hecho muy apetecible para el secuestro y las extorsiones”.

“Casi extinto”

La captura en agosto de 2020 de José Antonio Yépez, ‘el Marro’, líder del Cártel de Santa Rosa de Lima, considerado uno de los principales detonadores de violencia en el corredor Salamanca-Irapuato y todo el estado, parecía sugerir que los índices delictivos bajarían en la entidad. De hecho, al año siguiente de la detención, los homicidios en el estado sí registraron un descenso, aunque leve, del 16%, mientras que en municipios como Celaya también hubo otro retroceso de los asesinatos del 17%. Sin embargo, en otros, como León, aumentaron 12%: de 633 en 2020 se pasó a 709 en 2021, una cifra que supone un alza de 102% en comparación con 2018. Hace tan solo seis días, el 19 de mayo, el gobernador Diego Sinhue Rodríguez, del PAN, declaró en una visita al puerto de Lázaro Cárdenas, en Michoacán, que el robo de combustible también se redujo hasta en 85%, y aseguró que el Cártel de Santa Rosa de Lima “está casi extinto” tras la detención del ‘Marro’, sentenciado a 60 años de cárcel, y luego de la detención de otros mil 200 integrantes de la banda, informó el portal Moreliactiva.com. No obstante, las estadísticas delictivas de este 2022 muestran un panorama distinto: de acuerdo con el reporte diario que genera la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), en conjunto con las secretarías de Defensa (Sedena) y Marina (Semar) y la Fiscalía General de la República (FGR), en los primeros 15 días de mayo Guanajuato ocupó el lugar número 1 en todo el país de víctimas de asesinatos, con 151 casos en apenas dos semanas. Mientras tanto, entre el lunes y el martes el estado sumó 28 asesinatos, incluyendo los 11 en el hotel de Celaya. Celaya “Cuando capturaron al ‘Marro’, las autoridades se apresuraron a decir que ya se había desmantelado el Cártel de Santa Rosa. Dicen que está extinto, que ya es solo una pandilla. Pero la realidad es que esa pandilla, con sucesos como los del Hotel Gala en Celaya, nos está aterrorizando a todos”, apunta otra activista, cuya identidad queda protegida. Y no solo con casos como el del hotel. Apenas el pasado 7 de mayo, una cabeza humana fue encontrada en las inmediaciones del mercado Morelos, en pleno centro de Celaya. Un par de meses antes, el 10 de marzo, otra cabeza humana fue abandonada en otro mercado, el de Cañitos. Ese mismo mes, el día 25, otra noticia estremeció a Guanajuato y a México: siete hombres calcinados fueron hallados en una camioneta en la comunidad de San José El Nuevo, en Celaya. Las víctimas fueron identificadas como integrantes de la banda musical Los Chuparrecio, informó el fiscal del estado, Carlos Zamarripa. Y a todo esto, hace hincapié ‘Carmen’, la activista del grupo de buscadoras, hay que añadir otro problema: los más de 2 mil 600 desparecidos que a la fecha se contabilizan en Guanajuato, aunque la cifra también puede ser mucho mayor, debido a las amenazas que reciben los familiares de las víctimas para que no los reporten. “Entre el huachicol, las drogas, las desapariciones y las masacres, estamos sumergidos en una problemática de inseguridad muy grande de la que no vemos salida”, lamenta la buscadora.
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